Mensaje de esperanza, llamamiento a la solidaridad y petición de respeto por la libertad de reunirse para ejercer la libertad de cultoLos obispos presidentes de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea han enviado un mensaje a las instituciones europeas y a los Estados miembros.
En él solicitan, entre otras cosas poder celebrar las misas públicamente: “respeto de la libertad de religión de los creyentes. En particular la libertad de reunirse para ejercer su libertad de culto, respetando plenamente los requisitos sanitarios”.
“Esto es aún más evidente si consideramos que las obras de caridad nacen y también se arraigan en una fe vivida”, añaden los obispos. A su petición de poder celebrar las misas públicamente añaden
“nuestra buena voluntad de mantener el diálogo entre los Estados y las autoridades eclesiásticas para encontrar la mejor manera de conciliar el respeto de las medidas necesarias y la libertad de religión y de culto”.
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Llamamiento a la solidaridad
En su mensaje los obispos quieren dirigir un mensaje de esperanza y un llamamiento a la solidaridad a las instituciones europeas y a los Estados miembros.
“Los ancianos y los pobres de todo el mundo han sufrido lo peor”, expresan los obispos.
“Esta crisis que nos sorprendió y nos pilló desprevenidos, los países europeos respondieron al inicio con miedo, cerrando las fronteras nacionales y exteriores, algunos incluso negándose a compartir entre sí los muy necesarios suministros médicos”.
Esta crisis es una oportunidad espiritual para la conversión
“No debemos limitarnos a dedicar todos nuestros esfuerzos a volver a la ‘vieja normalidad’. Sino que debemos aprovechar esta crisis para lograr un cambio radical para mejorar”. En su mensaje los obispos piden “replantear y reestructurar el actual modelo de globalización”.
Por ello recuerdan que “la solidaridad debe entenderse en términos de “actuar juntos” y de “estar abiertos para integrar a todos”, especialmente a los marginados”.
“Pedimos ahora el incremento de la ayuda humanitaria y la cooperación para el desarrollo, y la reorientación de los gastos militares hacia los servicios sanitarios y sociales”, expresan.
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No solo financiación
“La solidaridad hacia los refugiados no sólo significa la financiación, sino también la apertura proporcional de las fronteras de la Unión Europea, por parte de cada Estado miembro”, afirman los obispos.
También quieren recordar que
“la Iglesia ya se ha pronunciado sobre la acogida, distinguiendo entre los distintos tipos de migración (regular o irregular), entre los que huyen de la guerra y la persecución y los que emigran por motivos económicos o ambientales; así como la necesidad de tener en cuenta las cuestiones de seguridad”.
“Europa no puede ni debe dar la espalda a las personas que proceden de zonas de guerra o de lugares donde son discriminadas o no pueden gozar de una vida digna”.
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Depende de nosotros
Los obispos piden a todos responsabilidad porque consideran que depende de nosotros “si salimos de esta crisis fortalecidos en la solidaridad o no”.
“Durante estos meses de pandemia, hemos sido testigos de muchos signos que nos han despertado la esperanza; desde el trabajo del personal sanitario y el de quienes cuidan de los ancianos, hasta los gestos de compasión y creatividad de las parroquias y comunidades eclesiales”, afirman los prelados.
Recuerdan el mensaje del Papa en el Domingo de Pascua; “que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente. Hoy, la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no sólo su futuro, sino el del mundo entero”.