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Para los que tiene la dicha de tener una esposa, 100 días es una eternidad sin el calor y los besos de tu cónyuge. Estos ancianos son hermosos, su amor aparece intacto y puro, libre, sin ataduras; ya no importa el físico, así es el verdadero amor.
En su primer encuentro tras 102 dias de confinamiento, Agustina Cañamero, 81, y Pascual Perez, 84, se besan a través de una lamina de plástico para evitar el contagio del Coronavirus, en la residencia Ballesol Fabra i Puig de Barcelona el Lunes 22 de Junio de 2020. pic.twitter.com/LrGUxzeHYt
— Emilio Morenatti (@EmilioMorenatti) June 22, 2020
Me encanta esta foto, me fascina, me recuerda a mis padres, que amo; me recuerda a mi madre y padre, aún con vida y salud, que a pesar de la adversidad de la vida, de las crisis, de las peleas, siguen juntos, oran juntos, duermen juntos, caminan juntos, van a Misa juntos, siguen soñando juntos, envejecen juntos, se arrugan poco a poco juntos, pero su amor prevalece y se purifica cada vez más.
En tiempos de covid, en tiempos donde los divorcios y nulidades de matrimonio están por las nubes, este matrimonio de la foto nos enseña tanto: es el beso y el abrazo más hermoso del mundo; el beso más profundo, que representa el sueño divino de Dios, que representa la esperanza de Dios en la humanidad.
Un beso del alma
Esta foto es contundente: el matrimonio es para envejecer. Hoy las redes sociales nos bombardean con los nuevos matrimonios y parejas de los famosos, que se desechan a la primera cuando los problemas, los malos olores, las enfermedades o las arrugas aparecen.
Esta foto debería de ganar todos los premios, tiene todos los elementos fotográficos para ello; representa la mejor vacuna del mundo, representa el amor de Dios por la humanidad. Y representa el perdón. representa la vida. También representa el amor puro y perfecto, ese amor que no depende de un cuerpo perfecto y la piel perfecta, ese amor de ancianos que aprendieron a enamorarse del color y del aroma del alma.
Y estos hermosos ancianos cerraron los ojos cuando se besaron y abrazaron, cerraron los ojos para acariciarse el alma.
Un mundo en guerra, un mundo en caos, lleno de hambre y soledad; el mundo cayéndose a pedazos. Pero el amor vencerá. ¡Qué delicia para los esposo los besos y los abrazos, qué dicha! Ni el covid puede vencer lo maravilloso del amor.
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