Una curiosidad histórica que no todo el mundo conoce. ¿Cuántas posibilidades había de que su nombre saliera del sombrero las tres veces?Martín de Tours nació por primera vez en territorio hoy húngaro en el 316. Buenos Aires, en territorio hoy argentino, nació por primera vez en 1536.
Hijo de un oficial del Ejército Romano, miembro de la caballería imperial, Martín volvió a nacer a los 18 años, cuando fue bautizado. Se sabe que hacia el 356 dejó el ejército para instalarse en Poiters y luego ser ordenado sacerdote por San Hilario. Pero mientras era catecúmeno, y aún no se había volcado a la vida monástica y luego ser ordenado obispo en Tours, protagonizó un episodio con un mendigo. El episodio por el que sería siempre recordado e incluso retratado por algunos de los grandes artistas de todos los tiempos.
La capa de San Martín
Se cuenta que mientras transitaba a caballo cerca de Amiens, vio un mendigo desabrigado, padeciendo frío, y partiendo la mitad de su capa, ya que la otra mitad no le pertenecía a él sino al ejército, lo revistió y cubrió. Sus otras pertenencias, se dice, ya las había dado a los demás, pues muy piadoso era incluso antes de su bautismo. Luego del encuentro con el mendigo, cuya desnudez y miseria era deliberadamente ignorada por otros, Martín soñó a Cristo arropado por la mitad de la capa que había entregado al pobre hombre, diciéndole a los ángeles que había sido abrigado por él.
Buenos Aires, como Martín de Tours, también tuvo que aguardar algunas décadas para terminar de definir su destino, puesto que la primera fundación fracasó a los pocos años, y recién en 1580, de la mano de Juan de Garay, iniciaría definitivamente su camino como una de las grandes urbes americanas. Y en esta nueva fundación, una de las primeras decisiones del Cabildo debía ser elegir patrono protector.
¿Pudo ser solamente azar?
Y no fue la piedad del Obispo de Tours la que lo llevó a ser patrono de esta ciudad. Tampoco la fama de su celo apostólico, su capacidad de convocar vocaciones a la vida monacal y sacerdotal, su defensa de la dignidad de la persona, su virtuosismo para explicarle al Emperador por qué primero daba de beber a un sacerdote y luego a él… Fue el azar.
Como consta en actas, el 20 de octubre de 1580 quiso la suerte que San Martín de Tours sea declarado patrono de la recientemente nacida Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa Maria del Buen Ayre. Es más, una versión, que algunos historiadores refutan, dice que el papel con su nombre salió del sombrero unas tres veces. La primera, fue devuelto ya que algunos pusieron en duda la elección para una ciudad del virreinato español de un santo francés. Pero la segunda vez la papeleta con su nombre volvió a salir. Y luego una tercera.
El poeta argentino del siglo XX Francisco Luis Bernárdez escribió en su oración a San Martín de Tours una bella interpretación que une el episodio con el mendigo con el patronazgo sudamericano “No teniendo con qué socorrer al mendigo, como aquella causa era justa, desenvainó la espada que llevaba al cinto, rasgó por el medio su capa, le alargó la mitad y siguió su camino, llevando la otra mitad para cubrir espiritualmente al pueblo argentino, que, con el andar de los años, había de nacer aquí, donde nacimos”.