“Después de una semana de intenso trabajo, me invade el aburrimiento delante del sofá. Nos pasa todos en casa cada fin de semana”. —Pasa que cuando llega el fin de semana, después de una semana de intenso trabajo, me invade el aburrimiento. Termina el trajín que me ha tenido en tensión de lunes a viernes y, cuando me tumbo en el sofá a descansar, me pongo a ver la televisión y me aburro demasiado.
Este comentario de un paciente me llamó la atención. Es un hombre de mediana edad con negocio propio y una familia.
—Lo más triste es que me parece que esta condición la he trasmitido a mi familia — agregó preocupado.
Parece evidente que mi consultante padece lo que podría llamarse “neurosis de fin de semana”, esa especie de depresión que aflige a algunas personas al cesar su trajín de la semana y encontrarse al llegar a casa con una intimidad vacía de sentido. Podrían ser personas cuyo mundo interior se ha ido empequeñeciendo por enfocarse al solo en el trabajo y en el entretenimiento.
—¿Qué sentido tiene haber logrado las cosas con tanto esfuerzo, si no las disfrutamos realmente?
—Bueno —le contesté—, para que la suya sea una buena crisis, necesita comprender que es a usted a quien la vida interroga, para que encuentre las respuestas en los hechos de su propia vida personal y familiar.
Para ello intentaremos ver si padece algunos errores que comenten muchas personas los fines de semana que
- Buscan llenarlo con actividades fugaces y sin esfuerzo como pueden ser:
- el consumo excesivo de recursos audiovisuales a través de las pantallas
- tomar demasiados caprichos gastronómicos
- ir de compras a centros o zonas comerciales sin saber bien qué se necesita realmente
- Considerar que descansar el fin de semana es sinónimo de evasión, desconectarse, olvidarse. Lo que desemboca en el hastío y frustración, aunque paradójicamente se haya estado rodeado de personas.
- Esperar que lo propio de un fin de semana, sea convertirse por sí solo en “una isla feliz”. Cuando lo cierto, es que no se puede encontrar lo extraordinario en los mismos escenarios, sin realizar planes que impliquen cierto esfuerzo, pero que redundan en mayor gratificación.
—Es verdad —afirmó mi consultante—, hubo un tiempo en que, por falta de dinero, nos dábamos el gusto de hacer reparaciones domésticas, la limpieza y la comida entre todos. Ahora, que tenemos los medios económicos, pago para que reparen las cosas y quien haga la limpieza. Luego, los fines de semana nos vamos a un restaurante o pedimos la comida a domicilio.
—Eso no tiene nada de malo, siempre que encuentren nuevas formas de seguir obteniendo gratificación y sentido al tiempo libre, personal y familiar, evitando el solo entretenerse para pasar el tiempo.
—Pienso que nos será muy difícil, ya son arraigadas nuestras actitudes — dijo preocupado.
—Sin embargo, se puede lograr, ya que la mente humana funciona a través de procesos que asocian tanto lo positivo como lo negativo. Es decir, si por asociación de emociones y actitudes negativas, se forma una cadena que ata al al hastío, tal situación se pude revertir poco a poco organizando actividades que por el contrario asocien lo positivo.
Para ello, le propongo acordar y elaborar entre todos, y a media semana, un plan a realizar por toda la familia, así como para cada uno en lo individual.
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Elaboraren un plan de fin de semana
Un plan de fin de semana para regresar a las actitudes anteriores y acabar con el aburrimiento, como:
- mejorar aspectos de reacomodo y limpieza de la casa,
- hacer cierta comida,
- hacer o recibir visitas,
- un deporte,
- ver una película en familia y comentarla,
- y más…
- Organizar las actividades que van a hacer, cuando, cómo, con quién, con qué, para qué y por qué.
Cada miembro de la familia necesita a lo largo del fin de semana encontrar un tiempo individual para hacer alguna actividad que le guste o necesite realizar, para desarrollar alguna de sus aficiones, como la lectura, la música, estar con sus amigos o la de preparar una tarea escolar.
Luego, en familia, conviene comentar y hablar sobre qué actividades nos apartan a todos realizar durante nuestro tiempo libre, como lo pueden ser:
- la belleza del arte,
- la contemplación de la naturaleza,
- la vivencia de la caridad,
- la generosidad del compartir
- la solidaridad en el amoroso calor de una amistad o de la familia
- etcétera.
Ante un retroceso, las dificultades también se deben comentar y analizar entre todos, considerando que todo cambio, aun siendo flexible, será difícil al principio. Sobre todo, valorar que gradualmente lograran disfrutar del tiempo libre de una manera más humana.
El objetivo es aprender a rediseñar los procesos mentales para asociar todo lo positivo al planear sus actividades, así como a identificar lo negativo y todo aquello con lo que a su vez se asocia, para evitarlas.
Enseñar a vivir a los hijos, es ayudarles a que no se conformen la con la buena vida, basada solo en el bienestar material, sino con la vida buena, por la que con su inteligencia y voluntad pueden ser auténticamente felices, al conocer, querer y lograr lo que es bueno, verdadero y bello.
Y el tiempo del descanso es propicio para ello.
Consúltanos en: consultorio@aleteia.org
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