Don Rodolfo y Doña Luz María nos comparten su pequeña Iglesia Doméstica que ahora cumple 64 años¿Quién dijo que el amor para toda la vida no existe? Toparnos con estas historias tan llenas de amor devuelven la esperanza a un mundo donde el casarse y prometerse amor y fidelidad -en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad- simplemente ya no es “in” y parece cosa del pasado. Como si el amor y el compromiso fuera un asunto de modas y no de la voluntad.
Rodolfo, el “Viejo” de la “Guerita”, Luz María Abigail, han compartido su maravillosa historia de amor de más de 64 años con Aleteia. Nos abrieron la intimidad de sus corazones, por lo cual nos sentimos honrados y más que agradecidos y haremos lo posible por corresponder a esta gran muestra de confianza mediante este pequeño homenaje a su amor.
A los 12 años Don Rodolfo se fue a estudiar al seminario menor para ser sacerdote. Después pasó al seminario mayor hasta llegar a Roma, pero justo unos meses antes de su ordenación y después de un profundo discernimiento supo que ese no era el camino por el que Dios lo estaba llamando.
Sería padre, pero uno biológico -y no solo espiritual- de una familia numerosa.
Don Rodolfo, al tiempo conoció a su amada Luz María con quien compartiría su llamado al servicio en el grupo de Acción Católica de su ciudad natal, Monterrey (México).
Ambos, amantes de Jesús Eucaristía, también asistían a Misa diaria. Al terminar, él, como los caballeros “de antes” acompañaba a la mujer en quien ya había puestos sus ojos, -junto a una amiga en común- hasta su casa, lo que les permitió seguirse tratando e irse enamorando poco a poco.
Pero como luego sucede no solo en las novelas de amor, dicha amiga en común mostró interés en Don Rodolfo, lo que lo motivó a ya no perder más tiempo e invitar a Luz María, la mujer quien su sonrisa lo enamoraba cada día más y más, a que fuera su novia, él de 24 y ella de 21.
Sí, así de romántico y elegante, de digno y paciente era el amor de los años 50. Y así mismo se los han mostrado a la gran familia que hasta el día de hoy sigue creciendo.
Propuesta de matrimonio
La dignidad que Don Rodolfo siempre reconoció en el verdadero amor lo llevó a querer dar el siguiente paso con le reverencia que este acto merecía. Para proponerle matrimonio a la mujer que ya le había robado el corazón se hizo acompañar de un sacerdote hasta la casa de su amada. Ahí ambos pidieron la mano de Luz María a sus padres.
Recibieron el Sacramento del Matrimonio el 11 de agosto de 1956, después de casi 3 años de noviazgo.
Abiertos a la vida y centrando su amor en Dios y en la Virgen María, formaron una familia con 5 hijos: Magdalena, Luz María, Rodolfo, Juan Carlos (QEPD) y Abigail. En la actualidad tienen 17 nietos y 4 bisnietos.
Además de tener a Dios como el eje central de sus vidas, el trabajo, el servicio y el darse sin reservas a los demás son valores que les han permitido tener los pies en la tierra y la mirada en el cielo.
¿Qué significa para ustedes “en la salud y en la enfermedad”?
“Es estar siempre unidos viendo el uno por el otro. Dios nos hizo dos para que fuéramos uno. Vivir juntos y que lo que hagamos siempre sea con la ayuda de Dios. Siempre pedimos irnos al cielo juntos. No queremos estar separados para nada. Todo, incluso nuestras oraciones, hemos procurado hacerlas juntos. Hoy cuidamos uno del otro y eso nos da mucha felicidad”.
¿Qué les dirían a las parejas jóvenes a quienes hoy en día se les hace muy fácil tirar la toalla en su matrimonio?
“Que se acuerden lo que prometieron delante de Dios, que siempre estarían unidos. Que se entreguen el uno al otro buscando hacer siempre el bien. Comuníquense en cada momento y tómense de la mano de Dios y de la Virgen”.
La gran devoción y religiosidad que ha sido ejemplo perenne de su vida matrimonial fue fruto de la formación que ambos tuvieron en sus hogares. De hecho, por lo menos hay 2 nietos con vocación al sacerdocio, hijos de la menor de sus hijas -Abigail- y que ahora están estudiando en el seminario.
Pudiera seguir escribiendo tanto de este amor de casi 70 años. Solo me queda agradecer a Dios por el amor de Don Rodolfo y Doña Luz María y porque nunca llega tarde. Sé que esta historia es como un respiro de aire fresco para muchos jóvenes que han perdido el deseo de casarse y formar una familia teniendo como centro a Dios.
Es también un bálsamo esperanzador para muchos matrimonios en crisis que creen que quizá Dios se ha quedado dormido y no los escucha. ¡No! Dios nunca duerme y tú y tu matrimonio están dentro de su corazón y sabe de su dolor.
A ti que hoy lees esta maravillosa historia de amor te quiero decir que un amor como el de Don Rodolfo y Doña Luz María es tan actual como lo fue en el siglo pasado. Solo necesitas volver a creer y pedir con todo tu corazón -a Jesús y a la Virgen- que renueven su amor.
Recuerda que todo matrimonio sacramental válido tiene todo en sí para salvarse porque es Cristo mismo quien tiene el poder de hacerlo todo nuevo.