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Escribir para poder perdonar

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Shutterstock | fizkes

Javier Barraca - publicado el 29/10/20

El camino hacia el perdón a través de la escritura

Son muchos los que parecen redescubrir, hoy, con entusiasmo, la belleza del perdón. El perdón vuelve, así, de mil maneras, a ponerse de moda o actualidad entre nosotros, y sale del olvido al que lo habíamos relegado.

El cine, la música, la televisión, los medios de comunicación más diversos, personajes destacados de la actualidad, todos se diría que insisten en el valor y la necesidad de perdonar. Numerosos profesionales de diferente tipo lo recomiendan vivamente, como un medio eficaz para lograr una convivencia menos violenta y tensa, más sana, grata y llevadera o, en definitiva, más humana.

Así, incontables psicólogos, pedagogos, artistas, teólogos, pensadores, agentes de pastoral, sociólogos, psiquiatras, educadores, juristas y una pléyade incesante de expertos se suman sin cesar a la nómina de los promotores actuales del perdón.

Hasta los especialistas del duro mundo de la empresa y del coaching o consultoría organizativa, nos proponen la fértil senda del perdón. De su mano, advertimos las inmensas riquezas que yacen en lo más profundo del perdón, pues ¿acaso no existe un ferviente anhelo de perdón en nuestro interior?

Sin embargo, en este lugar, no deseamos explorar las contribuciones y enseñanzas más granadas que hoy se están realizando en torno al perdón. Sencillamente, aquí, queremos recomendar una humilde práctica concreta hacia el perdón, un método asequible y a la vez valioso para beber en la fecundidad del perdonar.

Una herramienta sencilla

Se trata, simplemente, de invitar a todos a que escribamos para perdonar mejor. Ello, a causa de que escribir puede convertirse en una profunda forma de perdonar y de pedir perdón.

Con esto, no se pretende indicar que todos deberíamos redactar un libro o ensayo teórico a propósito del perdón. Tampoco llamamos a substituir con esta actividad el deber de perdonar y de pedir perdón cara a cara, ni el de acudir al hondo acto de la reconciliación.

No, no es esa la modesta invitación que hacemos en estas líneas. A lo que animamos, desde aquí, con humildad, es a que las personas escriban con sencillez sus perdones, los que necesitan conceder a otros y los que les gustaría recibir por parte de los demás.

Esta es la conclusión alcanzada por algunos de los que han vivido procesos vinculados con la aventura de perdonar: escribir nuestras heridas para luego verter sobre ellas el bálsamo del perdón constituye una hermosa y fértil experiencia. ¿Por qué no adentrarnos en ella en primera persona, de una manera particular?

Ahora bien, proponer esto no implica afirmar que vaya a resultarnos en absoluto una tarea fácil. Aunque, en principio, no debería ser imposible el poner por escrito algunas de las acciones que queremos perdonar o que deseamos que se nos perdonen, lo cierto es que esto demanda ciertas actitudes personales, no siempre evidentes en nosotros.

Las actitudes necesarias

Vamos a señalar brevemente, a continuación, algunas de ellas con el propósito de ayudar a su adopción.

En concreto, escribir para perdonar y ser perdonado va a comportar por tu parte:

  • sinceridad,
  • valentía
  • y mucho respeto
  • o incluso sensibilidad.

Ello obedece al cabo a que el perdón nos pone en relación con heridas, heridas del cuerpo y del alma, con esas llagas interiores del conjunto de la persona en las que asoman nuestra intimidad y verdad. Estas heridas reclaman, en fin, un acercamiento cuidadoso, sumamente delicado.

En síntesis, en este marco general de aparente regreso del perdón a la atención social, queremos reivindicar una curiosa y fecunda asociación: la del perdón con la escritura.

Por eso, sugerimos, para aprender a perdonar, el esfuerzo de redacción de unas sencillas, aunque sinceras, notas personales, poner por escrito los hechos de tenor biográfico a los que necesitamos aplicar la cura del perdón. Esto es, invitamos, en definitiva, a todos a escribir sus propios perdones, los perdones que se deben pedir a otros y los que hemos de conceder nosotros mismos.

Merece la pena

Quien esto firma al menos lo ha intentado y testimonia que la experiencia merece la pena. De ahí, estas líneas recomendándola a otros.

Ha sido una vivencia intensa, sin duda, comprometedora y hasta impactante; pero llena de interés. De ella ha surgido, como fruto, en este caso, una breve novela, en la que se detalla un proceso íntimo y personal hacia el perdón a través de la escritura.

Ojalá estas líneas muevan a otros, también, a participar de la aventura: el viaje a hacia los propios perdones emprendido en la nave de nuestro escrito.

Del libro “Perdón”, Javier Barraca Mairal, Ideas y Libros ediciones, 2020; disponible en papel, en las librerías Troa y Terán de Madrid, y en el resto de librerías de España y América. En ebook en La casa de libro o en El Corte Inglés .

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