La pandemia del coronavirus, que tiene a Brasil en la lista de los países más afectados a nivel mundial con más de cinco millones de casos confirmados y un número de fallecidos superior a 150.000, no ha podido frenar el amor de la gente por su patrona, Nuestra Señora de Aparecida.
Es por eso que este 12 de octubre, día en que se celebra la gran fiesta, lo que impera es la virtualidad. En definitiva, ante la ausencia de expresiones de fe multitudinarias, como otrora, ahora los fieles han tenido que seguir las celebraciones a través de la televisión y redes sociales.
Desde el propio Santuario Nacional Aparecida se ha promovido esta modalidad y para ello se han puesto a disposición diversas plataformas tecnológicas para que nadie se quedara sin poder abrazar a la Virgen.
“Durante las celebraciones de la novena y la fiesta de la patrona, los devotos serán representados por funcionarios vinculados a las obras de evangelización del santuario”, dijo en un video divulgado previo a este 12 de octubre el rector del santuario de Aparecida, Eduardo Catalfo.
Devoción con restricciones
En un año sin la promoción de procesiones externas, vigilas, caravanas o recorridos en bicicleta, muchos peregrinos, en número reducido de peregrinos igual se ha puesto en marcha hasta el santuario, aunque desde este lugar de fe no se lo ha recomendado.
He aquí la insistencia de celebrar a la patrona durante este año desde casa y en familia (vivir la experiencia de iglesia doméstica), siendo una peregrinación particular y especial.
El hallazgo que cambió todo
Tal cual recuerda el propio sitio web del santuario, Aparecida ha tenido varias fechas de celebración a lo largo de los años (Día de la Inmaculada 8 de diciembre; el primer domingo de mayo, mes de María; y el 7 de septiembre, día de la Patria en Brasil).
Pero fue recién en 1953 cuando la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) determinó que la fiesta debía celebrarse el 12 de octubre debido a la proximidad del momento del encuentro con la imagen (segunda quincena de 1717).
La historia de Nuestra Señora de Aparecida comenzó con tres pescadores que echaron sus redes al río Paraíba del Sur (ubicado actualmente el Estado de San Pablo, Brasil).
Domingo García, Felipe Pedroso y João Alves eran los pescadores en cuestión y nunca imaginaron que aquella pesca significaría un antes y un después.
A continuación el relato publicado hace un tiempo en Aleteia sobre “El hallazgo en el mar que cambió la devoción mariana de Brasil”:
“En determinado momento, durante la pesca, algo extraño sucedió. No eran peces precisamente lo que estaban sacando del mar, sino el cuerpo hecho en terracota de la Virgen de la Inmaculada Concepción y de color oscuro. Inmediatamente, en un nuevo intento, lograron sacar la cabeza.A partir de ese momento la pesca dejó de ser escasa y regresaron a la costa cargados de provisiones.El hallazgo de la imagen de la Virgen transcurrió en el año 1717. Nadie sabe por qué está imagen llegó hasta ahí, solo que su origen estuvo en manos de Frei Agostino de Jesús, un monje de la localidad de San Pablo.Lo primero que hizo uno de los pescadores fue llevar la imagen a su casa y hacerle un pequeño altar. Esto era tan solo el comienzo, pues con el paso del tiempo el lugar se transformó en oratorio y comenzó a ser muy visitado por los lugareños.Luego, más allá en el tiempo, fue coronada por el obispo de San Pablo (1904) y declarada patrona de Brasil por el papa Pío XI (1930). Fue Juan Pablo II quien le diera el título de basílica a este santuario mariano”.
Nota completa aquí:
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En tanto, también permanece en el recuerdo la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de 2007. En aquel entonces, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy papa Francisco, tuvo un gran protagonismo en la redacción del documento final, famoso por el profundo relanzamiento de la “Misión Continental” .
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