Una misionera de origen italiano en Bolivia, cuyo trabajo sigue dejando huella entre los más necesitados Fue una celebración cargada de agradecimiento, pues lo hecho hasta ahora por la hermana Francisca Anna María Margini en Santa Cruz (Bolivia) merece solamente admiración.
Nacida en Italia el 13 de julio de 1945, llegó a Bolivia en 1994 y actualmente está vinculada a la Pastoral de la Salud, Catequesis y la Pastoral de la familia, recuerda la propia web de la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra.
En cuanto a su labor desarrollado en los últimos años, se hace énfasis en su tiempo dedicado a los enfermos y asistiendo a los más necesitados en sitios de dolor como los hospitales. Pero también por su apoyo a familias de bajos recursos y hasta con servicio especial para aquellos que vienen de lejos.
Según recuerda la Arquidiócesis de Santa Cruz, entre los beneficiarios estaban los migrantes de Potosí (famosa zona de Bolivia), a quienes se le otorgaba cuidado, limpieza, alimentación y apoyo moral o familiar.
La hermana Francesca acaba de cumplir 50 años de consagrada dentro de la comunidad de las Misioneras Franciscanas del Verbo Encarnado, y por tal motivo de celebró una misa presidida por monseñor Braulio Sáez, obispo emérito de Santa Cruz.
Es que esta cantidad de años dedicados al servicio y la entrega merecían ser celebrados.
Por último, la preguntan gran pregunta: ¿Qué significa celebrar 50 años de consagrada?
“Estos 50 años de vida religiosa, me llama a reflexionar y pensar cómo he vivido en estos años, tal vez muchos piensan que he tenido una vida pesada, pero no, es el Señor que siempre me ha sostenido y me ha llevado adelante para cumplir la misión que él me ha encomendado”, dice la hermana. Francisca.
“Cuando salí de mi País en Misión para Bolivia, la gente pensaba que iba regresar pronto, pero es la voluntad de Dios y es él que me puso en este camino de gastar la vida por los demás, él me llamó a esta vocación y nunca me ha dejado sola”, agrega. .
Pero la hermana Francesca se anima a dar un paso más y hasta decir que necesita pedir perdón por muchas veces sentirse débil, a pesar de lo cual también reconoce que Dios nunca la dejó caer.
He aquí breves líneas para homenajear a Francesca, quien con 50 años de vida consagrada luce con el mismo espíritu juvenil como el que muestra la foto de portada junto jóvenes y niños en Bolivia. Pues Francesca sigue siendo motivo de agradecimiento y alabanza.
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