No tengamos miedo de contemplar la cruz como un momento de derrota, de fracaso. Pablo, cuando hace la reflexión sobre el misterio de Jesucristo, nos dice cosas fuertes, nos dice que Jesús se despojó a sí mismo, se anuló a sí mismo, se hizo pecado hasta el final, asumió todo nuestro pecado, todo el pecado del mundo: era un “trapo”, un condenado. Pablo no tenía miedo de hacer ver esta derrota, y también esto puede iluminar un poco nuestros malos momentos, nuestros momentos de derrota, pero también la cruz es un signo de victoria para nosotros los cristianos. (14.09.2018 Homilía en Casa Santa Marta).
Ante el crucifijo, signo de derrota y de victoria
La cruz nos enseña esto, que en la vida hay fracaso y hay victoria. Debemos ser capaces de tolerar las derrotas, de llevar con paciencia las derrotas, también de nuestros pecados porque Él ha pagado por nosotros. Tolerar en Él pero nunca dejarse seducir por este perro encadenado. Hoy será bonito si en casa, tranquilos, tomamos 5, 10, 15 minutos ante el crucifijo, el que tenemos en casa o el del rosario: mirarlo, es nuestro signo de derrota, que provoca persecuciones, que nos destruyen, y es también nuestro signo de victoria porque Dios ha vencido allí. (14.09.2018 Homilía en Casa Santa Marta).