La actitud de mujer durante el embarazo no es pasiva. Nuestro bebé depende de nosotras, de cómo nos alimentamos, de nuestra actividad física y bioquímica, y, como no, de nuestras emociones Es muy común entre las mujeres embarazadas piensar: ‘Estoy embarazada. Que alguien me ayude. Que alguien haga algo por mí.’. Sin embargo, y sin querer despreciar las necesidades de las mujeres encintas, considero que este es el primer error que podemos cometer.
Y es que el embarazo no es algo pasivo. Requiere de mucha implicación por parte de la madre porque, en nuestro vientre se está gestando una persona, nuestro bebé, cuyo desarrollo depende, en gran parte, de mucho de lo que nosotras hagamos: de nuestra alimentación, de nuestro estilo de vida y también de nuestra salud mental y emocional.
Es importante tener en cuenta ante todo esto. Nuestra actitud es vital para nuestro niño que depende de nuestras decisiones. Cada decisión es una elección, que debe realizarse libremente. Para ello es crucial estar bien informada.
A la hora del parto ocurre lo mismo. Ten en cuenta a la hora de escoger el hospital donde dar a luz a tu bebé, los procedimientos que allí se emplean por parte de los ginecólogos y las matronas. Solo conociendo verdaderamente todas las opciones e implicaciones podemos decir realmente qué tipo de parto hemos elegido. Y podrás estar lista para encarar este momento tan importante por la vida de una mujer y su hijo de la mejor manera posible.
En Aleteia queremos ayudarte a prepararte para el parto con estos consejos que esperamos te sean útiles.
Ten la mente enfocada en lo que depende de ti
Pensar en la lista de cosas que pueden salir mal no es una práctica particularmente agradable ni útil en ningún ámbito de la vida. En el embarazo se vuelve una práctica nociva que puede afectarte mucho y ser contraproducente tanto para ti como para tu bebé.
Depende de ti lo que comes, si fumas o no, consumir solo nutrientes útiles y sanos. Y, del mismo modo, depende de ti cómo afrontas las emociones. Cada emoción es un mensaje químico entre tu cuerpo y el bebé: estar en calma y relajada depende de ti, de tu manera de respirar y de tu actitud hacia los demás.
El bebé y el útero necesitan oxitocina: la hormona que liberamos cuando estamos serenas y relajadas. Tu oxitocina depende de ti: de las palabras que dices y que aceptas escuchar, de la manera en que respiras, de cuán informada y apoyada pides sentirte.
Recuerda que la naturaleza sabe hacer su trabajo
Confía cómo tu cuerpo y tu bebé actuarán durante el proceso de parto. Por mucho que estés informada y preparada mentalmente, la naturaleza sabe más. Tienes un cuerpo funcional y eficiente, que está creando un ser humano. Concédete conectarte con los aspectos más instintivos de ti; concédete el tiempo y el espacio de escucharte y seguirte. Sabes más de lo que crees saber. Y sobre todo ten por seguro que sabes parir a tu bebé.
Relaja profundamente todo tu cuerpo
¿Qué puedes hacer con y por tu cuerpo? Dejarle trabajar. Si vives con mucha tensión, no solo disfrutarás menos de una experiencia maravillosa como es la de contribuir a dar vida a otro ser humano, si no que provocarás que el parto y el embarazo sea disfuncional. Tu bebé necesita de un montón de oxígeno y para ello, es crucial que respires bien. De ahí la importancia que se da a la respiración profunda y consciente y a la relajación del cuerpo. El problema viene en que no estamos acostumbrados a realizar este tipo de respiración y a relajarnos completamente. Por ello, es importante aprender a hacerlo para que en el momento del parto lo realices con mayor seguridad. Seguro que cerca de ti encontrarás algún especialista que pueda enseñarte a relajarte y a respirar como toca.
Entrena una respiración consciente, tranquila y eficiente
La respiración es una actividad corporal, involuntaria en el sentido de que respiramos automáticamente y, sin embargo, se puede influir en nuestro organismo de forma voluntaria y consciente.
Una respiración fluida, larga y relajada con profundas inspiraciones por la nariz y profundas y largas expiraciones es el instrumento más seguro, eficaz y simple a tu disposición para reconectarte con tu cuerpo (y con el de tu bebé). Esta forma de respirar te permitirá encontrar la tranquilidad y la eficacia necesaria para realizar muchas actividades en tu día a día, tanto si estás embarazada como si no.
Por eso si aprovechas el embarazo para aprender a respirar bien, aplicarás este conocimiento de gran utilidad vital. Lograrás sentirte mejor y estar más saludable.
Visualiza tu parto ideal
La comunicación entre cuerpo y cerebro es particular y no siempre lineal. Suele suceder que el cuerpo reaccione a procesos cerebrales sin que podamos hacer demasiado al respecto. Una historia de trastornos intestinales, vómitos y diarrea puede darnos una sensación muy física de malestar estomacal, aún más si lo escuchamos mientras estamos comiendo. Es una reacción física a un comentario y una imagen mental.
Y precisamente porque sabemos todos bien cuán eficaces pueden ser las palabras, imágenes y/o fantasías (por ejemplo durante las relaciones sexuales), podemos hacernos una idea de que el cuerpo en muchas ocasiones es capaz de seguir al cerebro de manera bastante literal.
Es por eso que es urgente dejar de pensar en el parto según los esquemas tradicionales y disfuncionales que las películas y las historias de las últimas décadas que, en parte, se han convertido en una norma: mirar solo videos de partos dulces, escoger lo que nos parece que responde mejor a nuestros deseos y visualizar ese momento como la experiencia en la que el cuerpo se comporte de forma lo más natural posible y relajada, ayudará a la madre a disfrutar del parto.
Escucha solo historia de partos bonitos
Por el mismo motivo, como ya hemos dicho aquí, cada historia negativa, por muy pequeña y contada de buena fe, es tóxica. Se queda anidada en el cerebro y no pierde ocasión para aparecer (seguida de ansiedad y temores). Esto corre el riesgo de hacer que el embarazo sea estresante e incluso tiene el potencial de bloquear el parto.
Cuando alguien quiere contarme historias de terror sobre el parto, puedes decirle con educación: “Disculpa, esta conversación no puedo tenerla hasta que nazca mi bebé”. Este gesto es tan importante como alejarse de un ambiente donde se está fumando. No se trata de esconder la cabeza, se trata de protegernos y evitar una adrenalina inútil.
Por el contrario, historias de partos dulces que han resultado incluso placenteros a la madre, establecen un sistema de aceptación y relajación a nivel bioquímico, que se volverá muy útil en el momento del parto.
Inténtalo
Como hemos dicho, esperar tener un parto dulce no aumenta la probabilidad e tenerlo. Prepararlo en cambio, sí. Y para prepararlo, ponerte en manos de expertos, pedir una buena asesoría durante el embarazo, recoger toda la información y mantener el control sobre tus elecciones y tu respiración se requiere tu participación activa.
Si no preparas un parto dulce para ti y tu bebé, ¿quién lo hará?
No tires la toalla
La supuesta fecha del parto es para muchas mujeres una fecha muy estresante. Cuanto más cerca (o pasada) está, más fuerte se vuelve la tentación de rendirse y poner todo en manos de otros: entre el cansancio, la curiosidad de conocer a nuestro hijo, el susto que invariablemente aparece hacia el final del embarazo, puede suscitar en la madre un sutil deseo de hacerse a un lado y dejar que otros lo hagan por ti. Bien. Reconoce esa tentación… Respira hondo… Y no tires la toalla. Porque… ¿quién mejor que tú para dar a luz a tu bebé?
¡Eres su mamá!