Verdú es una pequeña población catalana de 900 habitantes situada en la provincia de Lleida, en la comarca de Urgell. Allí nació en junio de 1580, hace más de cuatro siglos, el bebé que habría de convertirse en uno de los grandes misioneros de la Iglesia Católica en América, san Pedro Claver.
Este jesuita se singularizó por haberse llamado a sí mismo “esclavo de los negros” y por entregar su vida a la atención material y espiritual de los negros que cada mes llegaban de África al virreinato de Nueva Granada, lo que más tarde sería Colombia.

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¿Por qué san Pedro Claver fue «esclavo de los esclavos»?
San Pedro Claver murió en Cartagena de Indias en 1654, fue canonizado por León XIII en 1588 y es copatrono de la ciudad, donde se veneran sus restos mortales en el altar mayor de la iglesia que lleva su nombre.
A uno y otro lado del charco
Al otro lado del Atlántico, en España, Verdú siempre se ha sentido muy orgullosa de haber sido la cuna de san Pedro Claver, el patrono de las personas afroamericanas, defensor de los derechos humanos y patrono de las misiones entre los negros.
El viajero puede encontrar hoy varios puntos de interés turístico en relación con el santo. Puede ver imágenes en la siguiente galería fotográfica:
La Casa Natal de san Pedro Claver
Allí nació Pedro, de una familia dedicada a las labores del campo. Por el certificado de bautismo se sabe que recibió el sacramento el 16 de junio de 1580. Se conserva la pila bautismal, de piedra similar a las que en la zona se emplean para moler el trigo y las aceitunas.
Pedro Claver era uno de los 4 hijos de la familia, que vivía del trabajo en la viña y los olivares.
A los 16 años, Pedro partió a Barcelona para estudiar “letras y artes” en el Studium Generale de la Universidad.
La Casa Natal del santo misionero jesuita, situada en la calle que lleva su nombre, se convirtió en refugio de peregrinos que hacen hoy el camino ignaciano: siguen los pasos de san Ignacio de Loyola, fundador de la orden, desde Loyola a Manresa.
Santuario de san Pedro Claver
Junto a la Casa Natal, en la misma calle se creó el santuario. La devoción a san Pedro Claver (Pere Claver en catalán) siempre ha estado viva y en 1924, un grupo de vecinos de Verdú solicitó al Vaticano que se les permitiera disponer de alguna reliquia en el pueblo natal. No tardó en llegar: en 1925, llegó la reliquia de una costilla.
Hoy puede verse en un magnífico relicario de estilo neogótico y modernista, apoyado sobre un pie de forja contemporánea.

Cada 8 de septiembre, víspera de la fiesta de san Pedro Claver, los fieles de la localidad y muchas personas que vienen de otros puntos geográficos celebran la procesión de antorchas con la reliquia, que permanece en la iglesia el 9 de septiembre. Allí se celebra misa solemne.
También cada primer sábado de mes se baja la reliquia a la capilla del santuario.
Castillo e iglesia de Santa María
Desde la Edad Media, Verdú era un enclave que formaba parte de las tierras de los monjes cistercienses de Poblet. Disponía de castillo que servía de protección a la zona.
En el siglo XIII se dedicó la iglesia a Santa María, levantada sobre una construcción anterior que había estado dedicada a san Nicolás.
Tanto el castillo (con su torre) como la iglesia pueden visitarse.
Artesanos de la famosa cerámica negra
Verdú tiene un rasgo que la hace popular: la alfarería. Es propia de aquí la cerámica negra, con la que se elaboraban botijos y que servían para conservar el agua fresca para los campesinos. Más recientemente el oficio ha entrado en vías de desaparición pero todavía quedan 5 maestros artesanos y hay varios establecimientos por las calles del pueblo. No se trabaja tanto la cerámica práctica utilitaria pero sí la decorativa.
En el paseo por Verdú, entre edificios de varios siglos de antigüedad, pueden verse murales cerámicos y algunos talleres ofrecen la posibilidad de encargar una pieza.
Uno de los murales que encuentra el turista está dedicado precisamente a san Pedro Claver.
Enoturismo
Pese al proceso de despoblación, Verdú ha sabido mantenerse económicamente. Una de sus fuentes de riqueza es el vino, que se embotella con la denominación de origen Costers del Segre. Hay 5 bodegas y sus caldos son de calidad.
En el paso por Verdú, uno puede imaginarse cómo serían los años de infancia y juventud de san Pedro Claver: los rigores del clima caluroso en verano y frío en invierno, la piedra, el contacto con la naturaleza, la piedad, la fe, la devoción a la Virgen, el trabajo sin descanso, la fortaleza de las gentes…
En el suelo por donde pisa el viajero, sea peregrino o no, pueden descubrirse algunas losetas con el dibujo de un sol: son las marcas del camino ignaciano que conduce a Manresa. Es un signo similar a la vieira (concha del peregrino) que se emplea para marcar el Camino de Santiago.
La Oficina de Turismo de Verdú organiza visitas guiadas por el municipio. A través de su página web puede hacerse la reserva o solicitar información.

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