Habla a Aleteia Fabián Campos, gerente de programas en América Latina del Movimiento Católico por el Clima
La cuestión del respeto al medio ambiente es en estos momentos muy importante en América Latina, quizás más que en el Primer Mundo, y no sólo por el Amazonas, sino también por muchos otros frentes.
Por poner sólo algunos casos, la minería a cielo abierto en varios países como Brasil y Perú, causante de envenenamiento de ríos, los incendios intencionados del Gran Pantanal, el microplástico en las costas de Perú, son solo algunas de las cuestiones de las que hemos dado en Aleteia en las últimas semanas.
Sobre estas cuestiones responde Fabián Campos, gerente de programas en América Latina del Movimiento Católico por el Clima, entidad implicada en la organización de la iniciativa Tiempo de la Creación.
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– ¿Diría que en el continente americano estamos hablando de una situación urgente?
La cuestión del respeto al medio ambiente ha estado desde hace muchos años atrás sobre la mesa en América Latina, sobre todo porque esta no ha sido vista desde una perspectiva únicamente ambiental sino social.
Esta estrecha conexión podría ser resultado de ver las consecuencias de procesos extractivistas que se emprendieron en la región bajo la promesa de una mejor calidad, pero que años después han dejado no solamente amplias zonas naturales prácticamente devastadas, sino también poblaciones en la miseria a causa de sueldos indignos, falta seguridad social e incremento de problemáticas sociales.
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El cuidado del ambiente en América Latina es algo sumamente urgente, pues sus poblaciones se encuentran estrechamente ligadas al mismo. Pensemos en los problemas que generan los altos índices de contaminación del aire a causa de los combustibles fósiles a las poblaciones de grandes ciudades como Lima o Bogotá, la minería en fuentes hídricas a los agricultores de Ecuador o la contaminación marina a los pescadores de México, el país con la mayor extensión de costas de la región.
– ¿Cuáles son las causas de la emergencia climática en el continente, y cuáles las acciones más urgentes, en su opinión?
Las causas de la emergencia climática, considero, radican en tres puntos generales. El primero es el crecimiento de la demanda de energía y el uso de combustibles fósiles para satisfacerla. El segundo es la grave inacción de los gobiernos para una reducción en la demanda de energía y para una transición hacia las energías limpias. El tercero es la falta de trabajo regional para impulsar una agenda mundial ambiciosa comprometida contra el cambio climático.
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Las acciones más urgentes podrían direccionarse hacia la mitigación de los actuales efectos del cambio climático en las poblaciones afectadas, como hacia frenar lo más pronto posible el crecimiento de la emisión de los gases de efecto invernadero tanto a nivel de la región como a nivel mundial.
– Cuando los últimos Papas han hablado de la ecología como un problema moral, lo hacían desde una perspectiva que suele quedar fuera de los debates ideológicos, y es que la destrucción del ambiente está destruyendo también a comunidades humanas enteras, empobreciéndolas y atentando contra su derecho a la salud y a la alimentación. ¿Cree que este aspecto debería estar más presente en el debate?
El Papa Benedicto XVI en Caritas in Veritate mencionaba que la Doctrina Social de la Iglesia recompone en unidad los fragmentos de la verdad que encuentra proveniente de los distintos saberes, lo cual considero se ha evidenciado de manera clara en la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco.
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Pues esta ha sabido expresar de manera clara la interconexión entre la crisis social y la ecológica, frente a la cual propone la ecología integral, la cual debería ser cada vez más impulsada tanto en el ámbito académico como en el político, pues ayudaría a tener una visión amplia de la crisis y formular soluciones integrales que respeten el ambiente y la dignidad del ser humano.
– ¿Puede haber justicia social sin “justicia ecológica”?
La relación entre lo social y lo ecológico debe ser abordada de manera integral, por lo que la justicia tiene que contemplar estos dos aspectos para ser verdadera.
– ¿Cree que los católicos en América Latina son conscientes de la importancia del cuidado del medio ambiente en su vida de fe? ¿O falta aún mucho por concienciar?
Los católicos en América Latina, gracias a su fe, son conscientes del don magnífico de la creación, por eso muchos de ellos suelen hacer retiros en lugares de gran belleza natural, embellecen sus altares con coloridas plantas y flores y hacen peregrinaciones a través de hermosos páramos, playas y pampas.
El reto que tienen las diferentes instituciones de la Iglesia es cómo ayudarlos a vivir su fe a través de obras personales y comunitarias que lleven la luz del Evangelio a esos espacios que claman por justicia y que tienen una nueva complejidad para ser abordados.
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– En último lugar, ¿cuáles son los proyectos que están ustedes llevando a cabo en el continente actualmente?
En América Latina el trabajo es extenso, pero quisiera destacar dos que me parecen fundamentales.
El primero es el Programa de Animadores Laudato Si’ https://catholicclimatemovement.global/es/animators-es/ que brinda formación y herramientas básicas para trabajar entorno en favor de la ecología integral desde la realidad personal y comunitaria particular, y la oportunidad de estar en red con más de 900 personas en la región para trabajar y compartir experiencias en favor del cuidado de la creación.
El segundo es el programa de desinversión de combustibles fósiles https://catholicclimatemovement.global/es/desinversion-e-inversion/ que invita a las instituciones a redireccionar sus inversiones en combustibles fósiles hacia proyectos de impacto socio ambiental, lo cual ayuda hacia la transición a una sociedad más justa.