No sé si puedo estar equivocado en alguno de mis pensamientos y certezas. No lo sé, pero puede ser que esté haciendo algo mal.
A veces el orgullo no me permite aceptar las críticas que escucho. Creo que yo estoy bien, siempre lo he hecho así.
Es como si alguien de fuera quisiera poner en duda mis principios, mi forma de pensar, mi estilo de vida, o el pilar sobre el que he construido mi existencia hasta ahora.
¿Tendrán razón los que opinan sobre mí? Ante esas dudas que vienen de fuera puedo tener actitudes distintas.
Cerrarse
Puedo simplemente pensar que están mal los que me juzgan y critican. Porque no saben, no conocen, o simplemente no me aman. Si me amaran tal vez comprenderían cómo soy, quién soy.
O tal vez, si yo viera amor en sus palabras, me abriría a su punto de vista, porque surge del amor y no del desprecio o la envidia.
Puedo querer cerrar la puerta para que no entre el viento del huracán, pero es imposible contener su fuerza. Me parece que el viento es más fuerte y amenaza con derribar todas mis defensas.
Ante lo que sucede fuera de mí puedo defenderme levantando barricadas y escondiéndome en lo profundo de la tierra de mi alma.
Escondido no pueden hacerme nada los vientos contrarios. Pasarán, estoy seguro, sólo tengo que esperar con calma.
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