Esta tradición de 52 años de antigüedad (en Estados Unidos) ha mandado a un obispo mar adentro contra las olas
“¡Es aterrador!”, exclamó el obispo Dennis J. Sullivan cuando le preguntaron sobre la experiencia de navegar mar adentro rompiendo las olas. Pero el miedo no evitó que el prelado de 75 años se subiera valientemente a bordo del bote salvavidas de 5 metros de eslora para arrojar la “corona de la bendición” a las revueltas aguas.
La patrulla costera de Atlantic City (Nueva Jersey, Estados Unidos) condujo la embarcación unas cuantas decenas de metros en contra del espumoso oleaje y devolvió al obispo sano y salvo a tierra firme.
La puesta de la corona y el movidito viaje fueron el broche final de los acontecimientos del día, que empezaron con una misa por la Solemnidad de la Asunción en la iglesia de San Nicolás de Tolentino. Después, se produjo una procesión mariana que culminó con el emocionante trayecto del obispo al mar.
La tradición, que se viene observando durante 52 años en Atlantic City, vino de la mano de inmigrantes italianos a finales de la década de 1960.
Los orígenes de la tradición se encuentran en Venecia en torno al año 1000, en el “Sposalizio del Mare” o “Matrimonio del Mar”. Existen varios relatos sobre la primera vez que se realizó aunque, básicamente, se trata de una bendición en la que se pide la protección de Dios para el mar y todos los que se ganan la vida con él.
Se arroja una corona o guirnalda a las aguas simbolizando una unión entre la comunidad y el mar. El gesto se acompaña de oraciones por un año próspero y armonioso.
Imágenes de lo vivido (Galería)
Como con muchas tradiciones italianas, el día suele terminar con un festival en el que el aroma a salchichas y pimientos y la música italiana colman el aire. Sin embargo, con las restricciones debidas a la pandemia de COVID-19, este año el festival ha sido cancelado, con la esperanza de que se retome en 2021. No obstante, incluso sin las celebraciones de la calle, la fiel devoción continúa.
Tal vez Estados Unidos tenga la colección más diversa de devociones y celebraciones de Fe en todo el mundo, gracias a su herencia inmigrante. Todas son únicas en su manifestación externa, pero comparten un mismo Dios a quien rinden homenaje.