¿Qué explica el éxito de una serie que obliga a los espectadores a estudiar y mantener la atención que se asemeja a un examen de admisión de física?Actualmente, el mayor éxito de la TV mundial es la serie Dark, tan grande como difícil, una producción alemana de Netflix, calificada por la crítica como la mejor de la plataforma de streaming. Utiliza conceptos de la física cuántica, que harían posible el viaje en el tiempo y entre universos paralelos, explorando sus implicaciones lógico-filosóficas y ficticias.
Aparte del hecho de que es una serie muy bien construida, en términos de guión, escenario e interpretaciones, ¿qué más explica el éxito de una serie que obliga a los espectadores a estudiar y mantener la atención que se asemeja a un examen de ingreso a la física?
Primero, una nostalgia innegable por el misterio del mundo, la intuición de que las cosas no son solo lo que nos parecen. A lo largo de la historia de las civilizaciones, el ser humano ha creado y recreado continuamente mitos, fábulas y teorías para dar cuenta de su percepción de que un “totalmente Otro” se esconde, fascina, en las paradojas y sorpresas de la realidad. Es la percepción de la existencia de Dios, grabada por Él en nuestro corazón, que se manifiesta más o menos claramente en distintas ocasiones.
Por otro lado, la física cuántica y la imaginación de ficcionalistas y filósofos llevaron la percepción de la relatividad del mundo a un nuevo nivel. A lo largo del siglo XX, el relativismo se consolidó al proclamar que no habría hechos precisos, sino sólo “narrativas”, diferentes versiones, dadas por diferentes autores, de los hechos. Paralelamente, no habría respuestas correctas ni ideas verdaderas, ya que cada versión contendría su propia verdad.
La nueva relativización de la realidad, que surgió de los círculos teóricos y tomó las calles entre el cambio del siglo XX y el XXI, está bien ilustrada por la teoría de la dualidad entre materia y energía: una partícula puede tener simultáneamente los caracteres de cuerpo material y forma de energía.
La relatividad es el resultado de nuestra incapacidad para ver toda la complejidad del universo, las diversas posibilidades que coexisten al mismo tiempo. En cierto sentido, la visión relativa de las cosas se ha expandido, ya que ahora se refiere a la realidad material misma y no solo a los eventos humanos; pero, en otro sentido, se restablece un absoluto, que es este mundo multifacético al que no tiene acceso nuestra sensibilidad cotidiana.
Volviendo a Dark, la serie se nutre de esta fascinación por el misterio y esta nueva complejidad de lo real. A esto se suma una buena dosis de suspenso e incluso terror, haciéndose eco de nuestro miedo ancestral a lo desconocido. Y, en este sentido, la serie -con temporadas lanzadas en 2018, 2019 y 2020- finaliza en un momento emblemático para el mundo.
La pandemia nos lanzó a un mundo de incertidumbre. Un evento único, que parecería insignificante, un virus que se adaptó a un nuevo huésped, cambió nuestro futuro y nuestra percepción de la realidad. Nuestras expectativas, nuestros sueños, nuestros proyectos, la nueva casa, el viaje de vacaciones, el trabajo y el matrimonio, la educación de los hijos y la jubilación, nada volverá a ser igual. En todo pisamos el terreno resbaladizo de la duda y la incertidumbre, tal y como ocurre con los personajes de la serie alemana. La oscuridad simboliza, a la vez, ese fugaz tiempo de incertidumbre y nuestra percepción indeleble y permanente del misterio.
Comprender cuán relativa es la realidad (lo absoluto es solo Dios) y cuán inciertas son nuestras vidas, no son, en sí mismas, cosas malas. El problema es si esta percepción de relatividad e incertidumbre nos abre a una búsqueda, llena de esperanza y confianza, de la Verdad y el Amor; o si nos sumerge en un cinismo relativista, que nos acomoda en un mundo egocéntrico, y en la desesperación ante la incertidumbre.
Las obras de ficción pueden ser invitaciones a acercarse a Dios o distracciones que no le permiten escuchar su llamado en realidad. El Señor siempre “nos prepara”, es decir, toma la iniciativa, dice el Papa Francisco en Evangelii Gaudium (EG 24). Ocasiones tan insospechadas, como una serie de televisión o una epidemia, pueden ser ocasiones en las que se manifieste esta iniciativa de Dios. Depende de nosotros estar atentos, para no dejar de escuchar Su voz.