El 20 de julio se celebra del Día del Amigo, un día especial que nos invita a fortalecer esos vínculos que tenemos con aquellas personas que han llegado en algún momento de nuestra vida para tocarnos el corazón y dejar una huella para siempre.
Aunque este año las cosas sean diferentes, los festejos estarán presentes más que nunca porque si hay algo que nos ha demostrado la experiencia es que cuando las circunstancias se ponen difíciles, son los buenos amigos los que brillan con su presencia.
Cerca o lejos, los amigos siempre han encontrado modos de valorar y celebrar la amistad; la expresión de una cultura creativa que realza lo bueno y promueve el respeto profundo por cada uno, sus intereses e incluso sus puntos de vista diferentes.
La amistad crea un vínculo capaz de unirnos de muchas maneras y llenarnos de energía para enfrentar desafíos.
Cuando hay una amistad verdadera existe una capacidad de adaptarse a situaciones imprevistas, a aprender de ellas y hacernos más fuertes como si fuera una suerte de “sistema inmune” del corazón que funciona a un nivel más profundo.
Y es que en las relaciones, la amistad es el valor que detona ese sistema inmune para producir “anticuerpos”.
Con amigos los problemas se miran como una solución potencial y aunque haya dolor o queden cicatrices, se activa una respuesta inmune importante: la capacidad de lucha. Eso es lo que hacen hoy los amigos frente a un escenario turbulento e incierto.
Este “sistema inmune” se enfrenta a las muchas dificultades que la pandemia plantea: alejamiento, decepciones, fatigas profundas y numerosos riesgos para la salud emocional.
La amistad es la respuesta amorosa que ayuda a no caer en el desánimo y motiva a desarrollar nuevos niveles de inmunidad para vivir de un modo más saludable esta dura etapa.
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Un virus puede ser muy fuerte al intentar destruirnos, pero también puede ser fuerte el sitio al que llega para poder enfrentar mejor la enfermedad.
Del mismo modo, hay muchas cosas que podemos hacer hoy por nuestros amigos y ser esa “vacuna” que refuerza un “sistema inmune” más profundo y vital, haciendo la vida para ellos más amena y gozosa.
Pregúntate: ¿Qué podría hacer por él?
Los buenos amigos están presentes para ayudar cuando se necesita.
Si notas que últimamente un amigo está muy estresado por la situación actual, pregúntale concretamente lo que puedes hacer para ayudarle. Reconoce lo que le está agobiando o le resulta más difícil y aprovecha esa oportunidad para hacer algo por él.
Ofrécete a colaborar en tareas que tenga pendientes o que sepas que le gustaría mucho que se lleven a cabo. Piensa en un plan de comidas o una rutina de limpieza para liberarlo de la carga de trabajo u ofrécele ayuda para cuidarle a sus hijos algún día y poder desconectar con la rutina o hacer algo que le interese.
Un gesto de amor
Los buenos amigos abrazan con gestos de amor. Está claro que los amigos no necesitan mostrar afecto con dinero. Cuando dan algo no tiene que ser costoso para que sea especial, pero sí tener mucho amor.
Una tarjeta escrita a mano y enviada por correo por ejemplo siempre ha sido algo bueno, y este año parece ser el momento perfecto para hacerlo.
Si los ánimos no son los mejores piensa en su comida favorita, prepara un pastel o sorpréndelo con una botella de vino entregada en su puerta.
Estos gestos aunque puedan parecer algo materialista, no dejan de ser un acto de aprecio. Tu amigo sentirá que has pensando en él y esto significará mucho, sobre todo cuando estén lejos.
Sorpréndelo con algo que lo haga sonreír, busca en la caja de los recuerdos algo significativo que ambos atesoran como fotos de viajes, momentos compartidos o canciones que los transporten a algún sitio especial.