No soy yo a fuerza de voluntad quien saca adelante las cosas...
¿Por qué si deseo ser libre totalmente acabo cediendo y me hago esclavo? ¿Cómo puede ser que mi vida no sea tan perfecta como la he soñado, ni mis actos, ni mis pensamientos? Es tan débil la vida que sostengo entre mis dedos…
¿Cómo puede ser que se marchite esa planta que he cuidado con tanto esmero? ¿Demasiada agua, demasiada poca? Rara vez muere una planta por tener poca agua. Muchas veces se pudre cuando tiene demasiada.
Tal vez mis pecados pesan más, mucho más que mis obras buenas. Al menos me parece que pesan mucho en el alma, dentro de mi cuerpo, como una losa pesada que no logro apartar del pensamiento.
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¿Cómo es posible que mi voluntad sea tan débil y no logre resistir la tentación que me provoca?
La culpa se adentra como una marejada dentro del alma. Como una niebla gris que todo lo oculta. No logro ver el siguiente paso por la oscuridad de esa culpa que me enceguece.
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