“Recuerdo que comencé en el año 1998, esa fue mi primera peregrinación a Los Andes, aunque no he sido constante en el tiempo por distintos motivos, para mi es una experiencia linda, en ella se hacen dinámicas, tienes contactos con otros y también puedes encontrarte contigo mismo. Después de tanto caminar siento las ganas de llegar al Santuario Santa Teresita, para poder entregarle ese cansancio, pero también gran parte de mi vida, Por eso lo sigo haciendo, porque siento que me mantiene en una conexión especial con Dios”, relata Mirna Rojas quien participa como Animadora de la Pastoral Juvenil de la parroquia Inmaculada Concepción.
Cada tercer domingo de octubre miles de jóvenes peregrinan 27 kilómetros, desde la cuesta de Chacabuco, para llegar al Santuario de Auco de Santa Teresa de los Andes (la primera Santa chilena). Los peregrinos comienzan el recorrido a las 5:45 de la mañana llevando lienzos de colores con el nombre de sus comunidades, cantando y alegres comienzan la caminata que tendrá 12 estaciones hasta llegar al Santuario para concluir con la misa.
Santa Teresita era como una joven enamorada de Cristo: “Tenía 19 años cuando falleció, ella nunca dudó de ese amor, siempre supo discernir tal amor, que la llevaba a hacer oraciones muy largas, a pedir por la paz y a pesar de venir de una familia acomodada, supo dejar esos bienes materiales para seguir a Cristo”, expresa Mirna.
Fabiola Rojas, pertenece a las primeras generaciones que peregrinaron y hace la siguiente reflexión sobre la actualidad de las peregrinaciones: “Ver como a pesar del tiempo todavía hay miles de jóvenes que siguen dando testimonio del amor de Cristo y como Él se hace presente en cada uno de ellos, espero que este año también sea un tiempo de dar testimonio y de comprometernos con una iglesia que vive y es capaz de camina por un camino de Santidad”.