Funeral en España por las víctimas del Coronavirus
La catedral de la Almudena, en Madrid, acogió la Misa funeral por las víctimas del coronavirus. La Eucaristía estuvo presidida por el arzobispo de Madrid, Cardenal Carlos Osoro y fue concelebrada por más de 35 obispos y numerosos sacerdotes. También contó con la presencia de sus majestades los reyes, la princesa de Asturias y la infanta Sofía, así como la vicepresidenta del Gobierno de España, Carmen Calvo, en representación del presidente del Gobierno. También asistieron más de 70 familiares de fallecidos a causa de la pandemia
Algunas imágenes de lo ocurrido en el funeral celebrado en Madrid (Galería)
En su homilía el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, ha subrayado que en un tiempo en el que «parece que todo se ha oscurecido» como es este de la pandemia «no estamos solos, Dios nos acompaña y no nos deja».
En estos meses «nos hemos sentido frágiles y desorientados» pero Cristo, como hizo con los discípulos, nos invita a no tener miedo. «Estamos llamados a remar juntos, necesitamos confortarnos mutuamente», ha añadido el arzobispo de Madrid, en un momento en que «la humanidad necesita recordar dos sustantivos: hijos y hermanos».
«Somos todos hijos de Dios y, por eso, hermanos entre nosotros. Olvidar estos sustantivos y vivir de adjetivos, como tantas veces hacemos, es un suicidio», ha puntualizado, antes de poner en valor a aquellas personas, creyentes y no creyentes, que han dado «una sencilla lección de solidaridad hasta dar la vida por cuidar la ajena» frente «al sectarismo, a la crispación y al enfrentamiento».
El purpurado ha concluido su homilía destacando las tres llamadas que el Señor hace «a los que vivimos en comunión con Él»: defender el derecho a la esperanza, dar ánimos y no guardarse «el tesoro que es Jesucristo para nosotros».
Antes de concluir la Misa, el obispo de Ávila, monseñor José María Gil Tamayo, que estuvo ingresado por coronavirus, ha leído la oración ante la pandemia del Papa Francisco: «Oh, María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. Confiamos en ti, Salud de los enfermos, que junto a la cruz te asociaste al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, salvación de todos los pueblos, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba».