Sin el trabajo de estas personas muchas familias patagónicas (en Argentina) quedarían sin cuidado y esperanza cuando la enfermedad golpea a la puerta
La pandemia es golpe y caricia. Con la misma mano. El golpe es más frecuente, es cierto; pero la caricia, si se busca, se encuentra.
Para encontrarla en esta ocasión hay que viajar hasta el nevado invierno cordillerano en Neuquén. Porque el coronavirus llamó a la puerta de la heroicidad del personal de salud, y en algunos casos, les pide épicos esfuerzos para estar cerca de sus pacientes.
La enfermera Natalia Barrera y el trabajador sanitario Esteban Fuertes, del centro de Salud de Varvarco, fueron vistos estos días andando a caballo y nieve hasta las rodillas para visitar distintos parajes rurales aislados que requerían visita y cuidado.
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