¿A dónde se van nuestro hijo? La adolescencia es una edad complicada. Parece que nuestro hijo nos abandona, pero no es así. Es un periodo en el que necesita encontrarse consigo mismo, descubrirse, definir su identidad. Necesita su espacio y por eso se lo toma, aunque con frecuencia nos parezca que se aísla demasiado.
Cuando se siembra el bien, una educación con buenos valores, cuando se le da confianza y se vigila con prudencia, los resultados son positivos. Todos vuelven. Solo hay que saber esperar.
El adolescente se está formando, se está haciendo como persona. Es un individuo en proceso de construcción cuyo carácter sufre constantes cambios. Su mente es un hervidero de sensaciones y de proyectos, de necesidades y apetencias y, en este sentido, su manera de comunicarse nunca será muy clara. Por eso, pedirle que se siente a nuestro lado para dialogar como adultos sobre un problema es algo poco realista.
Para poder comunicarnos con él podemos intentar algunas de estas 6 estrategias que encontrarás en esta galería o en la página 2
Educar es un arte y nadie nace sabiéndolo. Es la empresa y la responsabilidad más importante de la vida. Nunca hay que dejar de aprender y de ejercitarse en esta área, como por otra parte también los hijos viven su día a día tratando de aprender el arte de vivir y de desarrollarse en su vida personal y social.
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