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¿Cómo recuperar las ganas de empezar un nuevo día?

STRESS
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Cecilia Zinicola - publicado el 25/06/20
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Cuando nos quedamos sin fuerzas, la clave es trazarse metas cortas como pequeños desafíos diarios

Cuando uno está agotado o deprimido y siente que la tarea de empezar un nuevo día es imposible, ¿de dónde se puede coger fuerzas?¿Cómo comenzar si no hay ganas? Muchas veces esto ocurre cuando sentimos que hemos tocado fondo o “no damos más”. Sabemos que hay que salir de ese lugar, pero no hay energías para hacerlo.

La verdad es que las ganas nunca vienen solas, sino que aparecen cuando empezamos a movernos. Por eso, es clave saber cómo dar esos primeros movimientos que nos pueden ayudar a cruzar la línea que nos impide estar mejor y tener un día diferente.

Hay casos en los que es necesario recurrir a ayuda profesional como la psicoterapia o la medicación. Esto ocurre cuando no podemos hacerlo nosotros mismos luego de haber intentado seguir estas recomendaciones prácticas que compartimos. En la mayoría de los casos las personas son capaces de recobrar las fuerzas poco a poco.

La fuerza de voluntad se construye en espacios cortos. Para iniciar un largo camino siempre se necesita de un primer paso, pero debe ser un paso firme. Por eso frases como “mañana me levanto y empiezo a hacer ejercicio” serán muy difícil de materializar. Son las metas cortas y poco pretenciosas las que nos ayudan a lograr el éxito a largo plazo.

La cama

Cuando nos sentimos sin ánimo, lo primero es evitar al peor enemigo para ello: la cama. Los especialistas recomiendan salir de la cama como primer objetivo. Se puede empezar levantándose unos 5 minutos, luego 10 o 15 y así sucesivamente hasta lograr la mañana completa, aunque luego uno se vuelva a acostar o se quede en pijama. El paso es poder ser capaz de salir de la cama que quita energía, tonicidad muscular y puede enfermar.

La ducha

Con el pasar de los días se pueden ir incorporando otras metas cortas como la ducha, y luego ponerse el pijama de nuevo hasta que un día se pueda vestir y arreglarse sin necesidad de salir. Así como psicológicamente hacer la cama es un ejercicio terapéutico ya que uno se ordena y siente que está en pie al salir de ese sitio donde de algún modo puede sentirse atrapado, la ducha ayuda a limpiarnos, a llorar, a sacar afuera cosas y renovarnos.

Tareas del hogar

Otra de las estrategias que se pueden aplicar para recuperar las ganas, es empezar por hacer actividades básicas como caminar por la casa, ordenar ropa, preparar un plato de comida, regar las plantas o mover algún mueble de lugar. Veremos que de a poco estas metas se van cumpliendo y empezará a activar en nosotros un circuito de estimulación que nos ayudará a movernos sintiendo que estamos avanzando.

Para este tipo de tareas más fáciles se sugiere ponerse alarmas para ir poco a poco superándose, hasta que un día uno pueda ser capaz de salir de la cama, hacer estas actividades, vestirse y salir afuera para dar un paseo sin ganas pero con voluntad, para caminar y tomar aire, dar una vuelta a la manzana o mirar las hojas de los árboles.

Conocer los límites

Es importante conocer nuestros límites y no transgredirlos. Aprender a perseverar en lo pequeño es tener esa determinación de mantener lo poco que hacemos todos los días y que al final será lo que nos llevará a estar activos y sentirnos motivados otra vez. 

Escribir

Al principio no siempre hay ánimos para escribir, pero paulatinamente incluir este ejercicio, como por ejemplo escribir 5 minutos al día, puede ser de gran ayuda para sacar fuera mucho de lo que tenemos dentro, incluida la tristeza. Al poner con palabras lo que nos pasa nos hace más conscientes haciendo más real los conceptos abstractos que viven a la mente.

Agradecer

Otro ejercicio es el de agradecer lo que tenemos. Esto puede hacernos pasar fácilmente de un estado negativo a un estado positivo enumerando todas las cosas por las que estamos agradecidos. La gratitud cambia el enfoque porque cuando vivimos en un estado de falta es fácil ver solo los problemas, pero con la gratitud somos capaces de encontrar el valor en todo lo que hacemos.

Lentamente pasamos de un estado de carencia a vivir en un estado de abundancia en todas las formas posibles empezando por el hecho de que estamos vivos. Cada día es un nuevo desafío para un nuevo comienzo, la oportunidad empezar de nuevo. Volver a levantarse independientemente del ánimo o de las circunstancias con un pequeño acto que vale la pena. 



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