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Lo que el viento se llevó: ¿Reescribimos la historia del cine?

LO QUE EL VIENTO SE LLEVO

Metro Goldwyn Mayer

Antonio Rentero - publicado el 10/06/20

HBO anuncia la retirada de su oferta de una de las mejores películas de la historia en nombre de la corrección política

Para muchos es una de las mejores películas jamás rodadas y, desde luego, en lo que respecta al cine clásico es probablemente la historia más monumental que se ha llevado a la gran pantalla.

Adaptando una novela homónima de Margaret Mitchell que se hizo acreedora del premio Pulitzer y cuyos derechos fueron adquiridos para trasladarse al cine antes incluso de que el libro saliese a la venta, la historia que narra es capaz de atrapar al lector y al espectador por la fuerza de sus personajes, la intensidad de sus situaciones y la profundidad de las emociones descritas. Un torbellino ante el que no cabe resistirse y que lleva levantando pasiones desde incluso antes de la publicación de la novela en junio de 1936.

Pero es que cuando aún no se había atenuado el eco del éxito literario llegó el cinematográfico, gracias a una de las películas más taquilleras de la historia, título que enarboló durante décadas. Cabe señalar que precisamente, Hattie McDaniel, en el papel de la sirvienta Mammy, se llevó el Oscar a la mejor actriz de reparto, convirtiéndose en el primer actor de raza negra en recibir el Premio de la Academia.

Y si ya la novela reflejaba con fidelidad las particularidades de la época, la sociedad y las personas del momento, la película contribuyó a inmortalizarlos para millones de espectadores de todo el planeta a lo largo de más de 80 años.

El transcurso del argumento en pleno estallido de la Guerra de Secesión estadounidense permitía retratar la sociedad esclavista a la que pertenecía Scarlett O´Hara, una dama de alta cuna cuyas únicas preocupaciones son las superficiales fiestas en las que alternar con sus pares, mientras sobrelleva el estar enamorada del esposo de otra mujer, todo ello cuidada entre algodones mientras las plantaciones de ídem son faenadas por esclavos.

Dado que la autora de la novela estaba más interesada en el drama humano de la protagonista que en los de aquellos que trabajaban en inhumanas condiciones en las plantaciones sureñas (de algodón, tabaco o lo que tocase según la zona) siempre se ha achacado a la película (como reflejo del libro) participar de la relativa glorificación que se hace de ese Sur esclavista, clasista, edulcorado en esta historia que pasa por algo las injusticias y tropelías que se derivaban del sistema de “libertades” y de economía de los estados confederados.

Durante décadas millones de espectadores han disfrutado de las casi cuatro horas de metraje de Lo que el viento se llevó sin verse excesivamente afectados por la plasmación en la trama de las costumbres, prácticas y modelos éticos y morales de la sociedad que retrata en el sentido de entenderse la película como lo que es, un fresco de la época en la que se ambienta, narrado con las convenciones del momento en que se escribe la novela y se rueda la película.

Alejados del presentismo que llevaría a adaptar los principios y valores al momento actual para someter a su escrutinio cualquier contenido anterior, sería hoy casi imposible leer una gran cantidad de libros, ver una gran cantidad de obras de teatro y películas, escuchar una gran cantidad de canciones. Por todas partes asomarían vigías de la nueva moralidad dispuestos a meter a la fuerza por el cedazo de hoy aquello que en el pasado fue habitual y que hoy a algunos puede parecer incorrecto, incómodo o incluso agresivo.

En los últimos días han surgido voces contrarias a que determinadas plataformas de distribución de contenidos mediante streaming ofrezcan la posibilidad de visionar Lo que el viento se llevó, argumentando la inoportunidad de mostrar una película que glorifica una sociedad que denigra a la población afroamericana, que somete a sus trabajadores esclavizándolos y que además se siente orgullosa de sus tradiciones.

En la vorágine de la corrección política y del ajuste moral del pasado a nuestro presente, cual si del orwelliano 1984 se tratase, en el que las noticias de ayer se reescriben por el Ministerio de la Verdad para adaptarlas a la realidad de hoy, parecemos alcanzar ahora el punto en el que debe comenzar a retirarse de la circulación los ejemplos incómodos para el relativismo moral de manera que directamente se impida conocerlos, en lugar de permitir que, en todo caso, sea cada cual quien vea, conozca y valore y como mucho pueda contar con una contextualización endógena o exógena a la exhibición de dicho contenido.

No deja de ser curioso que abordemos una época en la que nuevos amos autoproclamados mayoría moral decidan hurtar la libertad a los demás según su propio criterio, imponiendo férreas censuras que esclavizan en contra de lo propugnado por Juan 8, 31 (“la verdad os hará libres”) intentando eliminar la memoria de la realidad. Menos mal que mañana será otro día.

FICHA TÉCNICA

Título: Lo que el viento se llevó
Título original: Gone with the wind
Año: 1939
País: EE.UU.
Duración: 238 minutos
Directores:Victor Fleming, George Cuckor, Sam Wood
Guión: Sidney Howard, Oliver H.P. Garret, Ben Hecht, Jo Swerling y John Van Druten sobre la novela homónima de Margaret Mitchell
Música: Max Steiner
Fotografía: Ernest Haller
Intérpretes: Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland, Leslie Howard, Hattie McDaniel, Ward Bond

Tags:
cineestados unidoshistorialibertadracismo
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