Muchos padres ahora con la pandemia que se dedican también a la educación de sus niños en casa se sienten incompetentes e incluso abrumados
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Ni mi esposa ni yo tenemos cualificación para ser maestros. Sé muy poco acerca de las técnicas pedagógicas, de la gestión de un aula o de los requisitos que se exigen en las pruebas educativas. En cuando al conocimiento de algunos temas como la filosofía, teología y literatura puedo afirmar que sé bastante pero, en cambio, soy malo en matemáticas, ciencias e idiomas.
Ahora que nos toca escuela en casa, con el confinamiento, es difícil no comparar y sentirse ansioso. ¿Puede un padre que no está capacitado como maestro hacer un buen trabajo educando a su hijo, y más sin haberlo previsto?
Muchos padres que están educando en casa comparten sentimientos de impotencia. A mis preguntas muchos padres respondieron lo mismo. “Siempre siento que vamos atrasados – comenta una madre-. Me siento abrumada e inútil”. Otra madre se cuestiona si les está dando a mis hijos “lo que necesitan cuando lo necesitan”. Y otro padre reflexionó: “En cuanto a sentirse abrumado… bueno, eso siempre es así”.
La palabra más empleada es “abrumado” por lo que me propongo identificar la verdadera fuente de ese sentimiento. Y está justo en la pregunta que planteé anteriormente: ¿Puedo hacer un trabajo tan bueno como el de un maestro profesional?.
La fuente de nuestro estrés radica en compararnos a nosotros con los maestros, unos profesionales con años de experiencia, formación, recursos y calendarios bien estructurados.
Puedes conocer ciertas familias que se dedican al homeschooling, cuyos hijos parecen estar académicamente muy por delante de los tuyos y puede que ya te hayas comparado con ellos.
Y ahora, tras semanas con los niños en casa, tal vez sientas que no estás haciendo un buen trabajo, que tus niños no están aprendiendo lo suficiente… Y si es así, pero, tranquilo, no eres el único y, definitivamente, no estás solo. Y es que todos los padres que se sienten inexpertos también tienen tremendas historias de éxito. A todos nos va mucho mejor de lo que pensamos y es hora de dejar de preocuparnos tanto pero, para ello, has de tener en cuenta estos aspecto…
Tus hijos probablemente tengan un buen nivel
Podríamos considerarnos aunque sea por unos días homeschoolers, educadores en el hogar. Pues bien, muchas veces los homeschoolers no se dan cuenta del nivel de sus hijos porque no realizan evaluaciones a modo de exámenes. Una madre que conozco me comentó en su día que cuando su hija tuvo que realizar una prueba educativa para que fuera a la escuela secundaria, “estaba nerviosa porque necesitaba hacerlo bien para llegar a su grado. Cuando nos dieron los resultados, había aprobado con creces. ¡Menos mal! “.
La experiencia de muchos homeschoolers nos puede tranquilizar porque en otras ocasiones han visto cómo sus niños se ponían al día fácilmente incluso cuando realmente estaban atrasados con un tema.
Las comparaciones nunca son justas
Una de las cosas maravillosas de la educación en el hogar es su flexibilidad para así adaptarse a las necesidades concretas de cada niño. Cada niño es diferente, por lo que no debería sorprendernos que el plan de estudios y el progreso de cada niño sean diferentes.
Por eso, ahora que los niños están en casa, es imposible comparar niveles ni conocimientos. Confiemos en su capacidad de desarrollo para que se crezcan en autoestima, autonomía y autenticidad. Aprovechemos estas semanas para ayudarles a encontrar una pasión por el aprendizaje y, te aseguro, su educación será un éxito. No recomendaría esto como una parte importante de tu plan de estudios, pero incluso jugar con Lego ayuda a los niños a aprender.
Los padres son los mejores maestros
No estoy para nada en contra de los educadores profesionales. Como comenté anteriormente creo sinceramente que son increíbles y capaces de ayudar a los niños a desarrollar la mejor versión de sí mismos pero creo también que nunca podrán tener el mismo grado de conexión con cada niño que el de sus padres.
Los padres son los principales educadores de sus hijos y la formación que los niños reciben en un entorno de educación en el hogar va mucho más allá de lo académico. Su educación aborda el carácter, la espiritualidad, la independencia y la alegría de crecer dentro de una familia fuerte y unida.
La educación es el encendido de una llama, no el llenado de una vasija”. (Sócrates)
Los mejores educadores son aquellos que pueden ayudar a encender ese fuego, que pueden ayudar a los niños a descubrir la sabiduría a través del asombro. Este es el tipo de educación que promueve no solo el conocimiento y las habilidades laborales, sino también el significado y la felicidad. Este es el tipo de educación que un padre con educación en el hogar está excepcionalmente calificado para brindar.
Entonces, incluso si te sientes inútil, inadecuado o incompetente, te animo a confiar un poco más en tus capacidades. No te desanimes, no evalúes con precisión el conocimiento de tu niño, deja de hacer comparaciones inútiles, busca apoyo y recuerda que, como padre eres el mejor educador que tu hijo podría tener.
Este artículo ha sido traducido del original en inglés y adaptado a los lectores de Aleteia en español