En su homilía invitó a estar atentos a las tentaciones, que empiezan con las cosas pequeñas y luego nos hacen caer en el pecado, infectando a los demás: y terminamos justificándonos.
La antífona de entrada de este sábado de Cuaresma está tomada del famoso Salmo 21, el salmo que comienza con las palabras pronunciadas por Jesús en la cruz:
El pasaje que el Papa lee al comienzo de la misa de hoy en Santa Marta es el fuerte grito de auxilio de un inocente perseguido:
Francisco, al introducir la celebración, reza para que nadie se aproveche de la situación difícil para sus propios intereses:
La tentación crece poco a poco
En su homilía, Francisco comenta el Evangelio de Juan (Jn 11:45-56) que relata la decisión del sanedrín de matar a Jesús después del signo de la resurrección de Lázaro.
Una decisión que llega después de un proceso gradual: es el camino de la tentación, que comienza con poco y luego desemboca en el pecado que se autojustifica.
La tentación crece lentamente, infecta a otros y se justifica, cambiando el corazón. Detrás de esta tentación está la astucia del diablo que quiere destruir a Jesús.
Que el Espíritu Santo nos ilumine - es la oración conclusiva del Papa - en este conocimiento interior.
Oraciones finales
El Papa concluyó la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitándonos a hacer la comunión espiritual. A continuación se encuentra la oración recitada por el Papa:
Antes de salir de la capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antigua antífona mariana Ave Regina Caelorum ("Ave Reina del Cielo"):