Marcada por medio siglo de dominación del comunismo, en un país afectado por la ausencia de perspectivas económicas y la desintegración de la unidad familiar, la Iglesia cubana no se rinde.
El padre Jean Pichon de la comunidad de San Martín, es párroco de la diócesis de Santa Clara, en el centro del país , responde a las preguntas de la fundación internacional ACN que le apoya en algunos proyectos de evangelización.
– ¿Cuál es su imagen de la sociedad cubana?
Los cubanos están atenazados entre el aumento del costo de la vida y la disminución de los salarios, estancados actualmente en 20-30 dólares al mes. Muchos cubanos se han trasladado al extranjero, en particular a España. Esto contribuye a la dispersión de las familias y debilita los lazos sociales dentro del país.
Más allá de las cuestiones económicas, que también son importantes, creo que el principal problema de Cuba es que la familia se ha hundido. Ya no hay una figura paterna.
– Usted dice que la familia, y en particular la paternidad, está debilitada en Cuba. ¿Cómo lo explicaría?
Cuando llegué a la isla, un sacerdote anciano me dijo que aquí hay progenitores, pero no padres. Creo que la ideología comunista ha cambiado profundamente la sociedad.
En Cuba, durante medio siglo, quien protegía, quien alimentaba, no era la figura paterna, ¡era Fidel Castro! Los padres están ausentes pero hay una relación madre-hijo muy fuerte.
También pienso que la presión del régimen ha empujado a los jóvenes a ver la sexualidad como un espacio de libertad. Hay muchas madres solteras, un gran problema de prostitución. Los matrimonios son raros, y la mayoría de los jóvenes cambian continuamente de pareja.
– ¿Cuál es su labor en un ambiente tan disperso?
Cuando hablo con estos jóvenes, no puedo proponerles que esperen hasta el matrimonio para mantener relaciones sexuales, porque eso estaría muy, muy lejos del ambiente en que viven. Pero les sugiero que, por lo menos, no desconecten la sexualidad del amor. De todos modos, sí que tenemos algunas parejas que quieren casarse.
Otro problema es que prácticamente no tenemos casi vocaciones sacerdotales, y este es un viejo problema en Cuba. En 2009, mientras visitaba una aldea remota, una anciana me dijo que no había visto a un sacerdote desde hacía más de 50 años.
– Pero, a pesar de todo, ¿no siguen los cubanos siendo un pueblo religioso?
¡Es un pueblo entrañable, lleno de paradojas! Entre los católicos, hay muchos adeptos a la santería. Esta religión de inspiración animista tiene la particularidad de reclutar a sus seguidores entre los católicos bautizados.
También se hace sentir la influencia de la ideología materialista marxista. Estos mismos cubanos, que se definen como ateos o agnósticos, a menudo conservan una profunda devoción a la Virgen de la Caridad.
Esta estatua de la Santísima Virgen fue encontrada en una playa, por esclavos que recogían sal, y se ha convertido en un punto de referencia para todos los cubanos, independientemente de su fe.
Una anécdota puede ilustrarlo: una vez llamé a la puerta de un cubano que, viendo que era un sacerdote, al principio se negó a abrirla. Esto es muy raro en Cuba, pues en principio prevalece la hospitalidad.
Cuando le dije que estábamos organizando una procesión en honor a la Virgen de la Caridad, sus ojos se iluminaron y respondió que si era por ella, entonces vendría… La Virgen de la Caridad nos abre a menudo la puerta al corazón de los cubanos.