La Cuaresma está llegando a su fin.
No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!
La reforma del papa Francisco sigue adelante con la descentralización del poder y la conversión del papado, para dar una mayor participación a las comunidades en ese “caminar juntos —laicos, pastores, Obispo de Roma— (significado de sinodalidad) de una Iglesia en ‘salida’, misionera, atenta a las periferias existenciales y hospital de campaña.
En este sentido, el Secretario General del Sínodo de los Obispos, el cardenal Lorenzo Baldisseri, anunció el pasado 07 de marzo de 2020, que el papa Francisco celebrará la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en octubre de 2022 sobre el tema: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión.
Una palabra extraña, sinodalidad, para el común de la gente, pero que en cambio, encierra el objetivo de caminar junto al pueblo de Dios, a través de la escucha que se transforma compasión, y empatía, peregrinando en la unidad, en la doctrina, al mismo tiempo que se persigue la línea de la misericordia, la justicia y la verdad que atraviesa la condición humana y trascendente.
La comunión episcopal, con Pedro y bajo Pedro, se manifiesta en modo especial en el Sínodo de los Obispos, que, instituido por Pablo VI el 15 de septiembre de 1965, constituye uno de los legados más preciosos del Concilio Vaticano II”.
Así, al comienzo de la Constitución Apostólica Episcopalis communio del 15 de septiembre de 2018, el Papa Francisco relanzó la importancia de la institución querida por Montini y que cumplirá este 2020, su 55 aniversario.
Francisco la define la sinodalidad como ‘dimensión constitutiva de la Iglesia’- reiterando su centralidad en la vida eclesial y en la dinámica de comunión y colaboración entre los obispos del mundo, y entre éstos y el obispo de Roma. Un proceso en camino de perfección y mejoras.
De hecho, para el Papa el Sínodo de los Obispos sigue siendo «un lugar privilegiado de interpretación y recepción del rico magisterio conciliar», pero también un instrumento fundamental de «escucha del Pueblo de Dios» y de «impulso al magisterio pontificio».
Desde el inicio de su ministerio, Francisco ha pretendido valorizar el Sínodo y perfeccionarlo, así como lo ha querido Pablo VI, y veinte años más tarde, san Juan Pablo II, cuando afirmaba que “tal vez este instrumento podrá mejorarse todavía” (discurso 50 aniversario del Sínodo). En el 2006, Benedicto XVI aprobaba algunas variaciones al Ordo Synodi Episcoporum.
“El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”, Papa Francisco, 50 aniversario del Sínodo, Aula Pablo VI – Sábado 17 de octubre de 2015.
Pueblo de Dios
La concepción del papa es que el Pueblo de Dios “está constituido por todos los bautizados, ‘consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo’ [6], el Concilio Vaticano II proclama que «la totalidad de los fieles que tienen la unción del Santo (cf. 1 Jn 2,20 y 27) no puede equivocarse en la fe”.
El camino sinodal comienza escuchando al pueblo, que «participa también de la función profética de Cristo». según un principio muy estimado en la Iglesia del primer milenio: «Quod omnes tangit ab omnibus tractari debet», explicó el Papa.
El camino del Sínodo prosigue escuchando a los Pastores. El hecho que el Sínodo actúe siempre cum Petro et sub Petro —por tanto no sólo cum Petro, sino también sub Petro — no es una limitación de la libertad, sino una garantía de la unidad.