El Monte Carmel goza de una reputación de exuberancia y riqueza, su nombre significa “huerto” o “jardín” debido a la vegetación que prospera en sus laderas. El Monte Carmelo recuerda al Paraíso o Jardín del Edén. Por esta razón, este afloramiento rocoso que domina la bahía de Haifa y Cesarea Marítima ha albergado muchas cuevas que han estado habitadas desde los albores de la humanidad.
La Biblia celebra su esplendor en el Cantar de los Cantares al comparar a la amada con este lugar idílico:
Tu cabeza se yergue como el Carmelo,
tu cabellera es como la púrpura:
¡un rey está prendado de esas trenzas! (Ct, 7, 6)
Isaías tomará esta imagen de belleza del Monte Carmelo:
¡Sí, florezca como el narciso,
que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo!
Le ha sido dada la gloria del Líbano,
el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Ellos verán la gloria del Señor,
el esplendor de nuestro Dios (Is, 35, 2).
Este relato bíblico revela que estos lugares eran bien conocidos en la época, e incluso antes, ya que los fenicios y otros pueblos ya habían dejado muchos rastros de cultos paganos allí, incluido un santuario dedicado a Baal.
El profeta Elías, defensor de la fe
Precisamente porque el pueblo de Israel salió del camino trazado por Dios para regresar a los cultos paganos que una vez habían abandonado, el profeta Elías anunció un gran castigo divino a su pueblo y a su rey Ajab: “Elías el tisbita, de Tisbé en Galaad, dijo a Ajab: ‘¡Por la vida del Señor, el Dios de Israel, a quien yo sirvo, no habrá estos años rocío ni lluvia, a menos que yo lo diga!'”(1Re 17, 1)
El rey Ajab había tomado por esposa a Jezabel, hija de un sumo sacerdote de Baal que lo entrenó para servir en su adoración y expulsar al Dios de Israel. Sin embargo, Elías sabe que está en peligro por haber denunciado estos abusos alentados por la esposa del rey, y la palabra divina le ordena: “‘Vete de aquí; encamínate hacia el Oriente y escóndete junto al torrente Querit, que está al este del Jordán. Beberás del torrente, y yo he mandado a los cuervos que te provean allí de alimento’”. (1Re 17, 3)
Cuando la sequía asola Israel, Elías solicita que los 450 sumos sacerdotes de Baal se reúnan en la cima del monte Carmelo para mostrar la gloria del Señor. El episodio es bien conocido: se ordena un sacrificio de dos toros, uno preparado por los sacerdotes de Baal, sin éxito, después de todo un día de invocaciones a sus dioses mientras Elías se burla de ellos.
Por la noche, este último ordena que el toro se prepare en una pira y se rocíe abundantemente con agua, tres veces, hasta el punto de que todo el lugar se inundó … Entonces Elías se dirigió al Señor:
A la hora en que se ofrece la oblación, el profeta Elías se adelantó y dijo: “¡Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel! Que hoy se sepa que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya hice todas estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que les ha cambiado el corazón”. Entonces cayó el fuego del Señor: Abrazó el holocausto, la leña, las piedras y la tierra, y secó el agua de la zanja. (1 Re 18, 36-38)
La victoria del Dios de Israel es abrumadora sobre los paganos, la gente se arrepiente de sus pecados y vuelve al Señor. El castigo es despiadado para los incrédulos, los 450 profetas de Baal son capturados y asesinados en del barranco del Quisón, y una lluvia densa cae sobre las tierras secas …
La Orden del Carmelo
El poder de este episodio bíblico conducirá muchos siglos después al nacimiento de una orden monástica, la de los carmelitas, en el momento de las cruzadas.
Los padres carmelitas construyeron un monasterio en el promontorio del norte, donde los hombres (carmelitas) y las mujeres (carmelitas) perpetuarán la memoria de su padre espiritual Elías. En la cripta del monasterio Stella Maris hay una cueva en que, que según una leyenda, fue el lugar de retiro del profeta.
Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Isabel de La Trinidad, Teresa de Lisieux y muchos otros miembros de la orden carmelita han difundido desde entonces esta rica herencia bíblica hasta nuestros días.
Hoy celebramos a...