Después de que muriera el emperador Constantino, en algunos lugares se hizo más sangrienta la persecución a los cristianos. Es el caso de la antigua Persia y de san Sadot, que al parecer habría sido obispo en algún lugar de Babilonia.
En Beth Lapat, en el reino de los persas y actual Siria, el obispo Sadot (también Sadoth) y 128 compañeros (vírgenes consagradas y clérigos) se negaron a adorar al sol. Por este motivo, fueron encarcelados y martirizados por orden del rey Sapor en el año 342.
Oración (del salmo 18)
“Yo te amo, Señor, mi fuerza,
Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador,
mi Dios, el peñasco en que me refugio,
mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoqué al Señor, que es digno de alabanza
y quedé a salvo de mis enemigos.
Las olas de la Muerte me envolvieron,
me aterraron los torrentes devastadores,
me cercaron los lazos del Abismo,
las redes de la Muerte llegaron hasta mí,
Pero en mi angustia invoqué al Señor,
grité a mi Dios pidiendo auxilio,
y él escuchó mi voz desde su Templo,
mi grito llegó hasta sus oídos.”
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