El majestuoso edificio es perfecto para aquellos que “heredarán el reino de Dios”
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En noviembre, el Papa Francisco bendijo un proyecto que llamó el “Palacio de los Pobres”, un convento calasanciano restaurado que data de principios del siglo XIX. El palacio todavía lleva el nombre de la familia romana que lo construyó hace siglos: Palazzo Migliori – “Palacio de los mejores”.
Cuando las monjas y las jóvenes madres a las que cuidaban se mudaron a otras instalaciones, el Papa Francisco pidió personalmente a su limosnero, el cardenal Konrad Krajewski, que lo convirtiera en un refugio donde los indigentes y los pobres de Roma puedan dormir, comer y recibir formación.
Es una propiedad inmobiliaria privilegiada, con su proximidad a la basílica de San Pedro, pero para aquellos que ocupan las instalaciones de cuatro pisos y 16 camas (hay espacio para 50, con posibilidades de aumentar su capacidad durante los fríos meses de invierno), esa increíble ubicación con la que los turistas soñarían no es lo importante.
Un residente, Mario Brezzam, dijo a NBC News que allí “se siente más como en casa”.
“Tengo mi propia cama, habitación y baño”, dijo.
El Palacio de los Pobres está a cargo de la comunidad católica laica de San Egidio.
Para el fundador de San Egidio, Andrea Riccardi, la ubicación es significativa, pero por razones espirituales.
“Lo importante es que aquí estamos frente al Vaticano, dentro del corazón del Papa, los pobres tienen una casa frente al Papa”, dijo. San Egidio informa de que la reflexión de Francisco cuando visitó las instalaciones fue: “La belleza cura”.
Los voluntarios utilizan también la cocina para preparar comidas calientes, que distribuyen por las tardes a las personas sin hogar que encuentran refugio en una de las estaciones de tren de Roma.
Durante el día, los dos pisos inferiores brindan espacio para que los voluntarios enseñen clases de informática. También hay espacio para lectura, recreación y asesoramiento psicológico.
El palacio todavía tiene la sensación de un palacio, con sus altos techos de madera y obras de arte en las paredes. Eso es perfecto, teniendo en cuenta para quién es el edificio, dice el limosnero del Papa.
Observó cómo el padre del hijo pródigo no escatimó en gastos al demostrarle a su hijo que era bienvenido y perdonado.
En la capilla hay una medalla especialmente enmarcada de Nuestra Señora de la Confianza, un regalo de los empleados del Vaticano. El Holiday Inn donó las camas para el albergue.
El cardenal Krajewski explica que la restauración fue un poco milagrosa, pero que las donaciones fueron generosas: incluso, por ejemplo, alguien que simplemente les dio un ascensor.
El uso mediático de la terraza, con su magnífica vista de San Pedro (un telón de fondo perfecto para filmar), ayudará en parte a financiar el edificio, aunque la mayoría del tiempo, el aire fresco y las hermosas vistas del terrado del palacio serán para sus residentes.
Papa Francisco siempre preocupado por los pobres (Galería)