El primer contacto del bebé con el mundo exterior es uno de los momentos más importantes de nuestra vida; seguramente más de lo que podemos imaginar.
Cuando justo después del parto se coloca al recién nacido boca abajo piel a piel directamente sobre el pecho de su madre automáticamente se genera un vínculo tan fuerte que, según los expertos, aporta múltiples beneficios.
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Con el contacto piel con piel, la madre y el bebé intercambian información sensorial que le permite al recién nacido buscar el seno de su madre con más facilidad, mantener la calma,respirar de forma más natural,mantener estables su temperatura corporal y su nivel de azúcar.
Hoy en día se considera que las rutinas hospitalarias como limpiar al bebé, pesarlo o suministrarle vitaminas pueden esperar un poco. A menos que haya razones médicas que lo impidan, según los estudios el contacto inmediato piel a piel debe ser considerado como prioridad incluso después de una cesárea.
Las investigaciones han demostrado que el bebé mantiene su frecuencia cardíaca y su presión arterial normales, duerme más tiempo y está más tranquilo horas después. Incluso los bebés prematuros son más estables metabólicamente y respiran mejor si están piel con piel inmediatamente después del parto.
El acurrucarse les permite conocerse y tener un mejor comienzo con la lactancia. Por eso se recomienda mantener al bebé unido a su madre tanto como sea posible. Los estudios indican que los bebés son más propensos a prenderse sin ayuda y a prenderse bien, lo que le ayuda a la madre para que esté menos adolorida.
Durante el parto y los minutos y horas posteriores, el cuerpo de la madre experimenta grandes cambios. El contacto piel con piel y la succión del bebé le ayuda a conectarse con su hijo y hace que el útero se contraiga y se detenga el sangrado.
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De hecho, el contacto piel con piel debería continuar durante tantas horas como sea posible durante el día y la noche en las siguientes semanas. Los investigadores observaron a las madres y a los bebés en los primeros días después del nacimiento y notaron que las madres que habían permanecido piel con piel abrazaban más a sus bebés.
El contacto físico piel con piel mantiene abrigado y cómodo al bebé y es probable que los beneficios en las semanas posteriores al parto continúen fortaleciendo a los dos. Si el bebé tiene sueño, el estar piel con piel le ayudará a aumentar su confianza y mantenerlo interesado en alimentarse asegurando una mejor recuperación para la madre.
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