Ante esos momentos ocasionales en los que “no te soporto” ¿qué podemos hacer?
En todos los matrimonios, hasta en los que mejor se llevan, hay días en que uno dice “hoy no te soporto”. Es normal, incluso diría que es bueno: porque significa que esa relación es real. Hemos idealizado tanto el amor que nos hemos creído que la relación perfecta es aquella en la que nunca hay discrepancias, enfados, desencuentros.
No es cierto: uno de los ingredientes de las relaciones afectivas es precisamente el desencuentro, que ayuda a crecer y madurar la relación y la hace más fuerte.
La realidad es que dos personas que se quieren no tienen porqué dejar de quererse por las tensiones y enfados propios de la vida diaria. El amor está muy por encima de esos desencuentros puntuales, y solucionarlo es síntoma de un amor maduro.
En los primeros momentos de una relación destacan los aspectos positivos; pero si se queda ahí, ese amor no madura, se queda en una fase de idealización.
Pasa a ser amor de verdad cuando eres consciente de que el otro, además de todo lo bueno, tiene también cosas menos buenas: y le quieres, con sus imperfecciones.
Que le quieras no implica que, automáticamente, no te molesten sus defectos. Además, en los momentos de discusión o desencuentro salen las cosas que más nos cuestan del otro pero también de nosotros mismos. Pero esto nos ayuda a hablarlo, llegar a acuerdos, hacer cambios, respetar las diferencias: en definitiva, a que nuestro amor madure y se haga más fuerte, porque no dejamos que dependa de sentimientos puntuales.
Entonces, ante esos momentos ocasionales en los que “no te soporto” ¿qué podemos hacer?
1No dramatizar
Lo primero, no hacer dramas: tenemos un mal día, no hay que magnificar el asunto y generalizar, como si ese mal momento definiera toda nuestra relación. Por tanto, no hacer dramas ni asustarse.
2Se puede discrepar
Tenemos que reconocernos el derecho a discrepar sin que eso ponga en duda nuestro amor, nuestra relación. Desde el noviazgo y, sobre todo, al elegir vivir nuestra unión en el matrimonio, sentamos las bases de lo esencial: nos dijimos mutuamente “sí, te quiero y estaré contigo en todo para siempre”.
Estamos de acuerdo en lo fundamental; pero no podemos pensar que en todo momento vamos a estar de acuerdo en todo. En algunas cosas coincidiremos desde el principio; en otras, hemos llegado a compartirlas al entender por qué para el otro son importantes. Pero habrá también aspectos que nos cuesten o no lleguemos a entender.
3Respeto y sentido del humor
Lo importante en los momentos de fricción es no perdernos el respeto y, si es posible, tirar de sentido común y de sentido del humor.