El mal engendra el mal: que surja el bien de la violencia o es obra de Dios o es imposible
Me gusta pensar en la paz, en un mundo sin guerras, sin odios, sin venganzas, sin violencia. Hoy escucho:
“Subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor. De las espadas forjarán arados y de las lanzas, podaderas. Ya no alzará la espada pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra. ¡Ven, Casa de Jacob! Caminemos a la luz del Señor”.
Las lanzas serán transformadas en podaderas. Y las espadas en arados. ¿Cómo se puede construir la paz?
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