Entre árboles se erige incólume su torre. Bautizado como un monumento, más tarde sería consagrado Iglesia de Cristo Rey en Táchira este simpático templo cosmopolita, que pronto se volvió oasis de un rebaño itinerante
Sería el regalo de los fieles a un obispo muy querido por su aniversario episcopal, pero muy pronto lo convertiría el prelado en una oportunidad de oro para realizar el primer Congreso Eucarístico en una población fronteriza entre Colombia y Venezuela.
En el corazón del Táchira se realizaría el apoteósico evento que congregó a obispos venidos de todas partes del mundo y que contó con un mensaje especial de la Secretaría de Estado de la Santa Sede.
Tan descomunal como la obra fue el éxito. Más de 25.000 jovencitos acudieron junto a delegaciones de diversos países que caminaban en procesión para comulgar. Concluido el hermoso monumento, decidieron convertirlo en templo como gratitud de las familias que se establecerían en el sector de esa hermosa región de los andes venezolanos.
Una fecunda ofrenda…
“La Iglesia había sido prometida como ofrenda al año del Congreso (Eucarístico); y a su conclusión, pasaría a ser la segunda consagrada en el Táchira, luego del templo de Nuestra Señora de la Consolación (la actual Patrona) bautizado en 1912”.
La obra estuvo lista y fue ofrecida en conmemoración del primer año del Congreso Eucarístico en Las Lomas, un oasis rodeado de fresca vegetación.
Allí, “Cristo Rey” asumía el patronazgo de un templo de humildes características arquitectónicas, que “se consagraba para alejar al demonio” y bendecir la tierra por siempre, según reseña el Diario Católico de la época.
El domingo 27 de octubre de 1957, Alejandro Fernández Feo ponía al servicio de San Cristóbal la primera de sus obras físicas.
“Sólo su espíritu indeclinable, su poder de reunir a su lado a las personas diligentes para emprender cualquier cometido, permitió este inicial triunfo, rubricado con su culminación, con la colocación de su enorme Cristo, su altar de mármol y sus vistosos pisos para recibir” al pueblo, escribirá al respecto el historiador y cronista Luis Hernández.
Corría el año de 1957… Y una gran celebración se realizó ese domingo 27 de octubre, cuando el obispo Fernández Feo realizara el ritual ceremonioso para poner al servicio de todos la Iglesia.
Imponente talla de madera
El templo católico conserva incólume una imponente imagen de madera del Cristo Rey que se mandó a tallar en España, la cual estuvo guardada en la casa familiar de uno de los empresarios que impulsó la obra, hasta que ésta estuvo concluida.
Cuenta el historiador que “desde la colocación de la primera piedra el 26 de noviembre de 1955, día de bendición del terreno donde se construyó la Urbanización Las Lomas; ingenieros, maestros de obra, capataces y obreros laboraron día y noche, muchas veces hasta altas horas de la madrugada, para cumplir lo prometido”.
“Cristo Rey” es hoy una de las más hermosas obras religiosas por su significado. El templo nació “hace 62 años, gracias a las familias que querían rendirle a Dios un homenaje de agradecimiento”, según cuenta en conversación con Aleteia el padre José Laureano Ballesteros Blanco, actual párroco de esta bella iglesia cosmopolita en Venezuela.
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“Cristo Rey por Venezuela”
“Más de medio siglo después nos unimos en oración a diario para pedirle que siga siendo el Rey que convoca a la comunidad, una que en este momento necesita valores y principios que mantengan unida a la gran familia venezolana”, abundó el padre Ballesteros.
“Quien pase en este momento por el templo de ‘Cristo Rey’ verá una iglesia remozada, hermosa, bien pintada e iluminada donde se rinde culto al Rey de reyes y Señor de señores, aquel que dijo precisamente: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, ustedes no pueden encontrar la paz ni la justicia, ni el amor, ni la verdad”.
“El Rey de reyes es quien siembra en el corazón de los hombres y mujeres de buena voluntad los principios que mantienen unida una nación. Y que le dan incluso al Continente una esperanza”.
“Que Cristo, rey de las naciones, convoque el corazón de los hombres de buena voluntad para que volvamos a ser el pueblo que ama a Dios, que ama a la Virgen María, que ama a su propia familia y sus tradiciones; y que ve en Venezuela, la gran tierra de gracia donde se construye el futuro no sólo de un país sino de toda Latinoamérica”.
“Cristo Rey nos dé su paz, su justicia, su amor y su verdad, para que podamos ser los constructores de un reino nuevo en una patria nueva, con familias nuevas y con una alegría inmensa que se dibuje en el rostro, en el corazón y en las sonrisas de niños y de adultos. ¡Cristo Rey bendiga a Venezuela y al mundo!”.