Salir de casa una tarde – noche como la de Halloween puede convertirse en una pesadilla para muchos niños. La oscuridad, las calaveras, los “muertos vivientes”, las brujas, los fantasmas, la sangre, los sustos, los monstruos… ¡Qué miedo!
El miedo no es una sensación agradable, por mucho que algunos digan que les gusta sentir miedo. El diccionario de la Real Academia define el miedo como la “angustia por un riesgo o daño real o imaginario” o el “recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea” .
Si tu hijo en Halloween siente este tipo de “angustia”, ayúdale.
Aquí algunas ideas:
- No le digas “No tengas miedo”. Si el niño está angustiado, si siente miedo, no servirá de nada que le digas: “No tengas miedo”. Su angustia no desaparecerá así. Más bien puede sentir una mayor ansiedad e incluso incomprensión por nuestra parte.
- Arrópale. Abrázale, dale la mano, cógele en brazos, acógele. Tenerte cerca le dará seguridad y le tranquilizará. Acompáñale el tiempo que necesite.
- Usa el sentido del humor. Una vez esté tranquilo, emplea el sentido del humor para que se ría de aquello que le dé miedo, o de la situación. “¡Qué pálida esa chica!, ¿verdad? Podría maquillarse un poco. Así estaría más guapa, ¿no crees?”.
- Anímale a ser valiente. Intenta que afronte la situación y se sienta orgulloso.
En el artículo que encontrarás a continuación, Luz Ivonne Ream te da alguna pista más para ayudar a los niños a superar miedos y pesadillas. Te animo a leerlo.
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