Los remezones de democracias no son casuales ni tan espontáneos como parecen
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Rusia venía moviéndose en el continente sudamericano “astuta como la serpiente y mansa como la paloma”. En los cánones de hoy, cuando la guerra fría pasó y la multilateralidad impera, no es tan importante tener mando como preservar influencia. Eso viene haciendo.
Si bien es cierto que Cuba hace tiempo que no le interesa tanto como para echársela al hombro, sí le conviene su ascendiente sobre Venezuela. Después de todo, el petróleo que Cuba aprovecha con una hábil triangulación, provee a la isla de recursos que Rusia no está dispuesta a entregar. Y ese frente está cubierto.
En Venezuela, los chinos y los rusos hacen negocios, se benefician de nuestros minerales y se mueven a sus anchas por todo el territorio, muy a pesar de las ínfulas nacionalistas y patriotas del chavismo y sus endebles sucesores. Antes, gritaban “vendepatria” a los gobiernos democráticos por entenderse con su principal socio comercial, Estados Unidos. Hoy, asistimos a la más bochornosa entrega de la soberanía y la riqueza nacional –sin disparar un tiro-a los mejores postores, no porque pagan sino porque son aliados ideológicos, lo cual les autoriza a los mayores desmanes.
Para Rusia es cuesta arriba echar a pérdida la respetable deuda de Venezuela con ellos. Sin mencionar la ventajosa venta de armas, vehículos de transporte militar, aviones y helicópteros que muchos expertos han denunciado como la chatarra más costosa del planeta.
“Lo que nos diga Fidel es como una hoja de ruta”
Total, el fin lo justifica todo y aquí recordamos la sincera y pragmática declaración de una de las vociferantes chilenas de izquierda, Camila Vallejo – quien se hizo famosa por dirigir las movilizaciones estudiantiles desde el 2011 responsables de meses de caos y paralización de faenas en la nación andina-cuando, en abril de 2012, Fidel Castro recibió a una delegación de las Juventudes Comunistas de Chile que visitaba la Isla por cinco días, invitada a las celebraciones por el 50 aniversario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
“Regresó transfigurada de su encuentro con el líder de la Revolución cubana –cuenta Angélica Mora en Cubanet-. Los castristas quieren hacer de ella un nuevo Hugo Chávez. El gobierno de La Habana la aconseja y el de Venezuela le da el dinero necesario para avanzar en sus ambiciones”.
La Camila ha afirmado muy campante que la izquierda usa “muchísimo’ las redes sociales: “A pesar de que es una herramienta del capitalismo nos hemos apropiado de esos espacios”. Qué no harán para apropiarse de los gobiernos?
La “mano peluda”
Cuando se habla de que hay una “mano peluda” detrás del desorden y la confusión desatados, al unísono con las mismas consignas y justificaciones, los mismos métodos y procedimientos, no es porque uno u otro mandatario controlen el asunto.
Muchos comentan que Maduro no tiene ya el poder para teledirigir conflictos. Y es verdad. Maduro está para que lo auxilien a él. El problema es que no se puede, ante las evidencias, ser reduccionista en esta materia. El presidente venezolano y lo que él pueda hacer forman parte de un proyecto mayor que los disminuye a peones del tablero: complicar las cosas de manera tal que los gobiernos democráticos empleen todos sus recursos en mantenerse a flote –si es que lo logran- mientras la izquierda rediseña sus planes expansionistas y abre compases de tiempo a los aliados que aún se mantienen en el poder.
Maduro – y alguno de sus satélites criollos- ha proclamado claramente que “todo está saliendo mejor de lo pensado”… “El plan va como lo hicimos”, exclamó en cadena de televisión pero llamó «estúpido» al presidente de Ecuador, Lenín Moreno, por acusarle de estar detrás de las protestas violentas que sacudieron recientemente su país.
No son pocos los que encontrarán allí evidencia suficiente para concluir que el gobierno venezolano conduce el proceso. No obstante, el tremendismo sugiere otras cosas. “Están tratando de ganar indulgencias con escapulario ajeno” -nos dijo una internacionalista bien informada- Maduro no controla ni a las facciones de su propio partido y va a poder decretar el desorden en varios países?. Es absurdo”.
Muchos han dejado traslucir suspicacias: “No hemos aprendido. Siempre dicen todo a voz en cuello, sin pudor y no les creemos. Luego nos quejamos. Así fue con Chávez y miren donde estamos”, se lamenta un opositor viendo los toros desde la barrera.
El retorno de los brujos
El Foro de Sao Paulo -cuya nueva cara es el “Grupo de Puebla”- con el apoyo de Rusia, vienen prefigurando su contraataque ante el avance de gobiernos democráticos en la región, mientras ellos retrocedían. Perdieron las elecciones en varios países y eso configuró un bloque aunado a otras naciones del mundo nunca antes visto: 50 países respaldando el retorno a la democracia en Venezuela. Las intenciones de reconquista por la vía que sea, han trascendido, filtrados por varias publicaciones cuyo contenido no deja lugar a dudas para los más convencidos e introduce sospechas entre los más moderados.
Lo cierto es que el Foro de Sao Paulo fijó, con indicios muy claros y puesta en blanco y negro, una estrategia de desestabilización la cual se trazó en Caracas en la reunión sostenida en julio pasado.
“Tiene tres objetivos –explica Milos Alcalay, diplomático de carrera y exembajador de Venezuela en Brasil y la OEA- defender los gobiernos que aún conservan; mantener a Evo Morales y conseguir que Maduro sobreviva; además de respaldar a los movimientos que pueden llegar al poder apoyando a la Kirschner y soplando la vela del bote de Lula aunque esté preso».
Para ello, deben reeditar el ALBA y buscar repetir el modelo cubano con Venezuela cuando Fidel Castro, con financiamiento de Moscú, armó el muñeco de Chávez y se apoderó del país y sus riquezas. Llegaron a presentar a Fernando Henrique Cardozo como “derechista” para impulsar el prospecto Lula Da Silva y les funcionó, aunque al final el deslave de las izquierdas en este continente se lo haya llevado por delante.
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