Los manifestantes antigubernamentales elevaron la presión exigiendo, también, a la comunidad internacional que dejen de apoyar al presidente Moïse, acusado de corrupción y de incapacidad para sacar adelante la economía de Haití.
En 32 meses de mandato presidencial, Moïse ha empujado (aún más) al abismo a la nación más pobre de América, y una de las más pobres de todo el mundo.
La protesta nacional incluyó manifestaciones frente al Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture, en Puerto Príncipe, Petionville, Jeremie, Léogâne, Mirebalais, Port-de-Paix, Les Cayes y Cap-Haitien.
Que la ONU y Estados Unidos no apoyen más
También lo hicieron los haitianos residentes en Miami (Florida), quienes se reunieron con la líder demócrata de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi. El mensaje fue claro: “Moïse se tiene que ir”. Y también, que Estados Unidos deje de estar de su lado.
Al mismo tiempo, líderes de la oposición entregaron en Nueva York una carta dirigida al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, en la que le solicitaron que este organismo no apoye más a Moïse y lo haga con el pueblo haitiano.
Hasta ayer viernes, la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos de Haití había hecho un balance de las más recientes protestas violentas contra Moïse, mismas que habían dejado 17 muertos y 187 heridos, incluidos dos periodistas que fueron baleados.
Aunque no se tiene información clara de los resultados de los disturbios de ayer, lo cierto es que han elevado el nivel de represión de la Policía Nacional y es de esperar, desgraciadamente, que el número de víctimas aumente. El parte oficial habla de ocho personas heridas.
No hay otra opción
Entre los manifestante que cerraron las calles aledañas al Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture se encontraba el alcalde de Puerto Príncipe, Ralph Youri Chevry, quien dijo que no hay otra opción más que el cambio de sistema político en Haití.
Más tarde, Chevry tuiteó: “Hoy cierro las calles junto con mis compañeros haitianos para solicitar la partida del presidente Jovenel Moïse. Creo en un Haití donde la gente merece más de lo que ofrece el poder central. No dejaré de pelear hasta que surja un nuevo sistema bajo un liderazgo diferente que pueda guiar bien a la gente”.
Según informó la Agencia Fides, las lecciones escolares deberían haber comenzado a principios de septiembre, pero las protestas violentas han cerrado las escuelas y paralizado las empresas públicas, hasta el punto de que la economía de Haití se está hundiendo.
“De los aproximadamente onces millones de haitianos, 60 por ciento gana menos de dos dólares por día y 25 por ciento gana menos de un dólar al día. La desesperación lleva a muchos a protestas y bloqueos de carreteras, que a su vez obligan a las empresas a cerrar, a veces permanentemente”, señala Fides.
La rebelión es legítima
Por su parte, la Conferencia de Religiosos de Haití emitió un comunicado sobre la situación que se vive actualmente en ese país en el que señala “la profunda decadencia de la situación sociopolítica del país durante unos diez años y el vertiginoso descenso en el infierno durante estos últimos ocho meses”.
Y añade: “La ira que se desata en todo el país para expresar una frustración legítima de la población no puede dejarnos indiferentes. Por el contrario, expresamos nuestra gran cercanía, simpatía y solidaridad con nuestra gente oprimida que ya no aguanta más”.
Finalmente la Conferencia recalcó que, junto los obispos católicos de Haití, “repetimos que nadie debe aceptar la miseria, la pobreza, la injusticia y la violencia institucional de manera derrotista”.
Por lo tanto, “rebelarse, frente a la irresponsabilidad, a la indiferencia, a la incompetencia, a la improvisación y a la mala gestión administrativa de nuestros líderes que sirven casi exclusivamente al beneficio de un pequeño grupo, es ahora algo más que legítimo”.
Hoy celebramos a...