El impacto económico que ha tenido el abuso sexual del clero en la Iglesia católica de Estados Unidos alcanza ya proporciones mayúsculas.
Según una investigación del Catholic News Service (CNS) la Iglesia ha gastado cerca de 4.000 millones de dólares en los últimos veinte años, para investigar, juzgar y prevenir el abuso sexual del clero, y para compensar a las víctimas por el daño que han sufrido.
Este asombroso gasto ha llevado a las diócesis a despedir personal, vender propiedades, liquidar activos y reducir viajes y cualquier dispendio.
Como efecto colateral hay sólida evidencia de que muchos católicos estadounidenses están decidiendo no contribuir a las necesidades perentorias de sus diócesis.
La “purificación” por la que está pasando la Iglesia en Estados Unidos puede hacerla enfocarse en lo esencial, pero, también, dejar de ayudar a miles de personas pobres en todo el país.
Veinte diócesis en el Capítulo 11
Desde 2004, poco después de la crisis de pederastia y encubrimiento que se desató en Boston, al menos veinte diócesis han solicitado protección por bancarrota para pagar sus cuentas y proporcionar compensación financiera a los sobrevivientes del abuso sexual de su clero.
La última diócesis en acogerse al Capítulo 11 ante los tribunales federales (el Capítulo con el que se protege a quienes se declaran en bancarrota), fue la diócesis de Rochester (Nueva York) apenas el pasado 12 de septiembre.
“Esta es una decisión muy difícil y dolorosa”, dijo el obispo Salvatore R. Matano de Rochester durante una conferencia de prensa en la que dio a conocer la bancarrota de la diócesis que encabeza.
El obispo Matano enfrenta cerca de cincuenta demandas presentadas a raíz de la Ley de Víctimas Infantiles de Nueva York, que entró en vigor el 14 de agosto y que suspendió durante un año el estatuto de limitaciones civiles del Estado en casos de abuso sexual.
The Catholic Post, el periódico diocesano de Rochester, informó que el obispo Matano dijo que presentar el Capítulo 11 fue “el mejor y más justo curso de acción para las víctimas y para el bienestar de la diócesis, sus parroquias, agencias e instituciones”.
“Creemos que esta es la única forma en que podemos proporcionar una compensación justa a todos los que sufrieron el pecado atroz de abuso sexual mientras aseguramos el compromiso continuo de la diócesis con la misión de Cristo”, aseguró el obispo Matano.
Cifras dolorosas
Las cifras más recientes compiladas por BishopAccountability.org, un sitio web que rastrea la respuesta de los obispos a los escándalos de abuso sexual del clero estadounidense, indican que los escándalos hasta la fecha han costado a las diócesis y órdenes religiosas en el país más de 3.800 mil millones.
En este mismo orden de ideas, datos proporcionados por el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado de la Universidad de Georgetown (CARA), las diócesis y las órdenes religiosas en el año fiscal 2018 incurrieron en 302 millones en gastos relacionados con este tema.
Los gastos son por investigación de acusaciones de abuso sexual, honorarios legales, pagos de víctimas, costos de vida y terapia para delincuentes y programas de prevención de abuso operativo.
Una encuesta del Centro de Investigación Pew publicada el verano pasado indicó que 26 por ciento de los católicos estadounidenses informaron haber dado menos dinero como resultado de los informes recientes de abuso sexual y mala conducta por parte de sacerdotes y obispos.
*Con información de Catholic News Service*
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