Al final de su periplo por tres países de África, en Mauricio, el Pontífice ha bendecido algunas plantas, símbolo de la indispensable reforestación de la isla más rica del continenteEl papa Francisco exhortó a no sucumbir “a la tentación de un modelo económico idólatra que siente la necesidad de sacrificar vidas humanas en el altar de la especulación y la mera rentabilidad”.
Lo dijo, en la tarde de hoy, lunes 9 de septiembre de 2019, en el encuentro con las Autoridades civiles en el Palacio Presidencial de la capital de Mauricio, Port Louis.
Además se refirió a un modelo económico idolatra “que sólo toma en cuenta el beneficio inmediato en detrimento de la protección de los más pobres, de nuestro medio ambiente y sus recursos”.
En su discurso, auguró que la República de Mauricio, pueda ser una nación “ejemplo”, especialmente para los jóvenes. Así, invitó a luchar contra todas las formas de corrupción”.
Señaló que “un fuerte desarrollo económico” debe estar acompañado por “una política económica orientada hacia las personas”, especialmente, los jóvenes.
El Papa exhortó a “promover una política económica” que sepa privilegiar “una mejor distribución de los ingresos, la creación de oportunidades de empleo y una promoción integral de los más pobres”.
Conversión ecológica
El Papa citó al cardenal local, Piat, que con ocasión del 50 aniversario de la independencia de Mauricio, impulsó a implementar una conversión ecológica integral.
“Dicha conversión mira no sólo a evitar terribles fenómenos climáticos o grandes desastres naturales, sino que también busca promover un cambio en los estilos de vida”, sostuvo.
El Pontífice ha pedido trabajar para que el crecimiento económico realmente pueda beneficiar a todos, sin correr el riesgo de causar catástrofes ecológicas ni graves crisis sociales.
En Mauricio, según la FAO, los bosques autóctonos han desaparecido en su mayoría, con la excepción de unas pocas áreas inaccesibles que han sido declaradas reservas naturales y parques naturales.
De hecho, la población de la isla ha iniciado a plantar cerca de 200.000 árboles antes de la visita apostólica y se espera que durante la visita aumente la sensibilidad respecto a la protección del medio ambiente.
Al final de la reunión, el Presidente interino de la República invitó al Papa al jardín del palacio para bendecir algunos árboles.
También el Papa expresó su agradecimiento por cómo en Mauricio las diferentes religiones “trabajan mancomunadamente para contribuir a la paz social y recordar el valor trascendente de la vida contra todo tipo de reduccionismo”. Y reiteró “la disposición de los católicos en Mauricio de continuar participando en este diálogo fecundo”.
Mauricio, una isla situada al este del continente africano, tiene una población de 1,3 millones de personas, predominantemente hindú (52%), aunque con importantes minorías cristianas y católicas (30%) y musulmanas (18%). En este sentido, subrayó, la voz autorizada del país, para hablar de paz y “diversidad reconciliada”, hasta sellar una especie “de pacto cultural”.
El Papa saludó también, en particular, a los representantes de otras denominaciones cristianas y de las diferentes religiones presentes en la isla Mauricio.
Asimismo, destacó la oportunidad de conocer a un pueblo caracterizado por poseer, no sólo un rostro multicultural, étnico y religioso sino, que además sabe reconocer, respetar y armonizar las diferencias en un proyecto común.
“El ADN de vuestro pueblo guarda la memoria de estos movimientos migratorios”, dijo. Por eso, les animó “a asumir el desafío de dar la bienvenida y proteger a los migrantes” que vienen hoy para encontrar un trabajo y para sus familias.
En efecto, la Isla ha atraído considerables inversiones extranjeras logrando uno de los ingresos per cápita más altos de África. Por tanto, atrae tantos migrantes del resto de continente y de Asia.
“Preocuparos de darles la bienvenida como vuestros antepasados supieron acogerse recíprocamente; como protagonistas y defensores de una verdadera cultura del encuentro que permita a los migrantes —y a todos— ser reconocidos en su dignidad y derechos”.
El Papa confirmó que Mauricio es “un oasis de paz” y de tradición democrática instaurada después de la independencia en 1968.
“Espero que este estilo de vida democrático pueda ser cultivado y desarrollado, especialmente luchando contra todas las formas de discriminación”.
Tras despedirse de las autoridades civiles del país, el Papa se trasladó en automóvil al aeropuerto de Port Louis para la ceremonia de despedida.