Hay mucho simbolismo tras la popular imagen medieval de la Virgen alimentando con leche materna a un santo
En el arte medieval era común representar a la Virgen María con los senos expuestos, extrayendo manualmente la leche de ellos. En ocasiones había un santo en el extremo receptor de la leche, como san Bernardo de Claraval.
Esta imagen de san Bernardo siendo amamantado por los senos de la Virgen María se debe a una leyenda popular relacionada con su vida.
San Bernardo fue un devoto monje cisterciense del siglo XI que tenía un profundo amor por la Virgen María.
Su nombre a menudo está relacionado con el Memorare, una de las oraciones marianas más populares de todos los tiempos, aunque él no compuso esta oración.
Según varias historias medievales de su vida, san Bernardo tuvo una visión de la Virgen María. El autor Richard Storrs cuenta la historia en su libro sobre san Bernardo.
A la Santa Virgen se le había aparecido, acompañada por santos, en su dolorosa enfermedad, y con un toque suave había aliviado su angustia, eliminado su enfermedad y comprobado el flujo feroz de saliva de sus labios, esos labios de los que salían quizás las palabras más sabias y ordenadas escuchadas en Europa”.
Murillo inmortalizó una forma más extrema que la leyenda adoptó posteriormente en una famosa imagen en la Galería Real de Madrid, donde se representa a la Virgen Madre apareciéndosele a Bernardo mientras está sentado entre sus libros, y haciendo que la leche de su pecho caiga sobre sus labios, no solo para sanarlos sino para dotarlos de elocuencia celestial, mientras los querubines la rodean en un resplandor de gloria celestial.
Este episodio a menudo es llamado “La lactancia de San Bernardo”, y generalmente se representa con un chorro de leche que entra en la boca de Bernardo, aunque a veces las historias relatan que la Virgen María le dio tres gotas de su leche.
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