Focolares, fundado por Chiara Lubich, un movimiento que podría cambiar el mundo
El futuro de Aleteia depende de la generosidad de sus lectores.
Para garantizar que Aleteia siga siendo y para difundir la esperanza,
haz una donación a Aleteia
Situado en las tranquilas colinas boscosas de New Hyde Park, en el estado de Nueva York, se encuentra un lugar apartado del mundo. Es un lugar que fue fundado como un experimento. Un experimento sobre cómo sería un mundo si el amor y la fraternidad reemplazaran el miedo y la división.
Todo comenzó hace 75 años, cuando las bombas caían sobre los campos europeos y los hombres eran derribados por disparos de ametralladoras durante la Segunda Guerra Mundial.
Una joven maestra de escuela primaria llamada Chiara Lubich se sintió profundamente conmovida por la inhumanidad y las divisiones de la guerra que se desataron a su alrededor.
El mensaje del Evangelio la persiguió: «Que todos sean uno» [Juan 17,21] con este infierno viviente como telón de fondo. Los pueblos se unieron en la guerra por una bandera, un pedazo de tierra o un ideal… divididos, cayeron.
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.