Como seres humanos, inevitablemente cometemos errores y nos alejamos de Dios. La palabra «pecado» significa «errar el blanco», y no nos cuesta mucho hacer exactamente eso.
Sin embargo, Dios, en su infinita misericordia, está listo para llevarnos de regreso. Aunque podríamos vagar sin rumbo por años, Dios siempre está listo para traernos de vuelta al hogar.
Pedir perdón y recomenzar
Aquí hay una breve y hermosa oración de san Juan Eudes que incluye una solicitud de perdón y un deseo de «centrar» nuestras vidas en Dios, convirtiéndolo en el objetivo de todo lo que decimos o hacemos.
Tú que eres mi divino sol
ilumina las tinieblas de mi espíritu
incendia mi helado corazón.
Tú que eres la luz de mis ojos,
haz que te conozca y que me conozca,
para que a ti te ame y a mí me odie.
Tú eres mi suave luz:
hazme descubrir que todo cuanto hay fuera de ti
sólo es humo, engaño y vanidad.
Mi Dios y mi todo: apártame de lo que no eres tú,
para unirme enteramente a ti.
Mi amado todo: sé tú mi todo
y que lo demás nada signifique para mí.
Oh mi Jesús, que seas Jesús para mí.
Tú, vida de mi alma, Rey de mis amores,
vive y reina en mí perfectamente.
Viva Jesús, Viva el Rey de mi corazón,
viva la vida de mi vida.
Un gran santo
De san Juan Eudes podemos recordar que fue un sacerdote que difundió la devoción al Corazón de Jesús y de María a lo largo de toda su vida.
Vivió en un siglo donde la fe cristiana era perseguida y apartada de la vida pública en Francia, pero gracias al Espíritu Santo se produjo una renovación espiritual con santos como san Luis Maria Grignon de Monfort, san Vicente de Paúl y san Juan Eudes.
Esta oración de san Juan Eudes refleja un período de la Historia de la Iglesia.
