La política y los líderes del odio no vencerán. El próximo santo de la Iglesia Católica tiene palabras proféticas para explicar la perplejidad en los creyentes que los “malvados prosperan, mientras que los siervos de Dios parecen fracasar”
El papa Francisco renovó su llamamiento a favor de una Iglesia «sin fronteras”, “madre de todos”, capaz de atender a los problemas de las personas. Repasando los «Hechos de los Apóstoles», el Pontífice recordó el trato de Jesús con un mendigo: «Aquí vemos el retrato de una Iglesia que mira al que está en dificultad para crear relaciones significativas, puentes de amistad y solidaridad”. Y añadió más tarde: «No lo olvidemos, la mano siempre tendida«, instó en el Aula Pablo VI del Vaticano, el 7 de agosto.
Llanto, perplejidad y desolación ha dejado la masacre de 22 personas en un Walmart en El Paso, Texas, el sábado, 3 de agosto. El odio alzó la bandera en la colina. De hecho, en un panorama más amplio, la intolerancia, la división, la sospecha y el cinismo parecerían tendencia global. El populismo usa el discurso del odio para atraer con éxito a las clases populares marginadas, resentidas y confundidas. El Brexit en Inglaterra, el supremacismo blanco en Estados Unidos, las nuevas leyes de seguridad en Italia que condenan probablemente a morir ahogados en el mar Mediterráneo a los desesperados de la migración forzosa africana que sueñan con llegar a Europa.
En este contexto, las palabras del Beato John Henry Newman (1801-1890), iluminan la reflexión inspirada en el Evangelio (San Mateo 16,13-23): «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no la derrotará«. El cardenal, convertido al catolicismo que será canonizado por el papa Francisco el próximo 13 de octubre de 2019 alienta con un mensaje que parece escrito para nuestros días cuando indica que suscita perplejidad en los creyentes que los “malvados prosperan, mientras que los siervos de Dios parecen fracasar”.

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El teólogo fundador del Oratorio en Inglaterra, en un sermón escrito ya hace más de un siglo y medio, recuerda que el mal parece tener ya ganada la batalla desde los tiempos del Evangelio. Pero, explicó: “La Iglesia tiene este privilegio especial, que no posee ninguna otra religión, a saber, que habiendo sido fundada desde la primera venida de Cristo, no desaparecerá hasta que Él vuelva otra vez”.
Newman indica que “el combate entre la Iglesia y el mundo, es así: parece que cada día el mundo le gana terreno a la Iglesia, sin embargo, es la Iglesia la que en realidad se lo gana al mundo. Sus enemigos están siempre triunfando, aparentemente dejándola como vencida, y sus miembros se desaniman con frecuencia, sin embargo, la Iglesia permanece…”.
De esta manera, muestra que las ideologías caen, los imperios, las naciones se extienden y se reducen; “las coaliciones, los partidos, las ligas, las ocupaciones, las corporaciones, las instituciones, las filosofías, las sectas y las herejías se fundan y después desaparecen. Tienen su tiempo, pero la Iglesia es eterna. Sin embargo, en su tiempo, parecen tener una gran importancia…”.
Las palabras del próximo santo de la Iglesia católica son esperanza en estos tiempos, especialmente cuando se pone a prueba la fe y la opción preferencial por los más débiles. Pues, el cardenal inglés sostiene, “no vemos el futuro; no vemos que lo que parece tener éxito ahora y crece más, no durará mucho tiempo”.