La dieta es muy importante para ayudar a los pequeños.
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La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) define al TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), como un trastorno neurobiológico de carácter crónico, sintomáticamente evolutivo y de probable transmisión genética que afecta entre un 5 y un 10% de la población infantil.
Quienes lo padecen presentan dificultad para mantener la atención voluntaria frente a diversas actividades, tanto académicas como cotidianas y además tienen una falta de control de impulsos.
Si bien no se ha encontrado científicamente una relación entre la aparición de TDAH con la alimentación, es muy importante que los niños que presentan esta enfermedad lleven una alimentación lo más saludable posible.
Algo que muchas veces se hace muy difícil para los padres por distintas razones, una de ellas es que les cuesta permanecer sentados durante mucho tiempo y muchas veces se dan atracones con alimentos dulces, o bien los medicamentos que toman les provoca una disminución del apetito.
¿Cuáles son sus causas?
El 80% de los casos es por causa genética, y aunque no hay pruebas contundentes aún, se piensa que el 20% restante se puede deber a causas ambientales conjuntamente con factores hereditarios.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, clasifica el trastorno en 3 tipos de acuerdo a las principales características asociadas al desorden:
- Déficit de atención.
- Hiperactivo – impulsivo.
- Combinado: déficit de atención + hiperactividad e impulsividad.
La Hiperactividad e impulsividad se produce por un déficit de noradrenalina (hormona del estrés y neurotransmisor) en el cerebro, a su vez hay un déficit de dopamina (neurotransmisor del sistema nervioso central) que es el que genera un procesamiento de datos defectuoso y causa problemas para regular y controlar las emociones.
Tratamiento
Como cada niño puede presentar una sintomatología e intolerancias alimentarias diferentes, lo ideal para realizar un tratamiento correcto es un abordaje multidisciplinar de médico, psicólogo y nutricionista.
Por lo general para su tratamiento se administran distintos tipos de medicamentos, ya sean estimulantes o antidepresivos, pero pueden tener efectos adversos que influyen a nivel nutricional y pueden producir: pérdida de apetito, descenso de peso, retraso de crecimiento, diarreas, estreñimiento, acidez, alteración de los sabores.
A nivel nutricional:
El manejo del niño con déficit de atención e hiperactividad y trastorno alimentario se basa en una dieta sana y en la práctica de ejercicio.
Los padres en la consulta por lo general refieren que sus hijos tienen problemas alimentarios, porque son muy selectivos con la alimentación y les cuesta mucho trabajo que coma adecuadamente.
Por lo tanto, hay que hacer hincapié en:
- Horarios y menú: establecer un horario de comidas y pautar un menú variado y equilibrado.
- Enriquecer la dieta en ácidos grasos omega 3 y omega 6, que son muy beneficiosos para el cerebro y tienen que ser tomados externamente ya que el cuerpo no los fabrica. Estos componentes se encuentran en alimentos como las sardinas, el salmón, atún, nueces, calabaza.
- Azúcares: es necesario evitar que el azúcar en sangre baje porque acentúa la hiperactividad, la falta de atención y la impulsividad. Para ello, es importante evitar el consumo de golosinas, bebidas azucaradas y alimentos que lo contengan. Cambiar cereales refinados como arroz, pastas, harinas por integrales y más legumbres.
- Introducir alimentos ricos en aminoácidos esenciales (moléculas que forman parte de las proteínas) ya que algunos pueden verse disminuidos en estos casos, como ser el triptófano, metionina, fenilalanina y tirosina. Repartirlos en las diferentes comidas del día.
Por ejemplo, huevos, pollo, leche, legumbres, nueces o semillas de ajonjolí (sésamo), frutas (plátano, piña, palta) son ricos en triptófano.
En la carne, el pescado, los huevos y los lácteos se encuentran en mayor proporción la fenilalanina y tirosina.
La metionina evita la pérdida de memoria y se encuentra principalmente en los huevos, la carne, los lácteos, el pescado, las semillas (sésamo), los frutos secos (nueces) y las verduras de hoja verde (nabos y espinacas).
5. Controlar estimulantes: las bebidas con cafeína y teína, el chocolate, entre otros son estimulantes del sistema nervioso central, por lo que no se recomiendan su consumo diario.
6. Hidratación adecuada, no descuidarla, lo ideal es el agua, seguida de la leche o yogur.
7. Cuidar consumo de colorantes: porque algunos colorantes pueden aumentar la sintomatología del TDAH. Algunos de ellos son: salicilatos, benzoatos, tartracina (E-102), Amarillo de quinoleína (E-104), Amarillo ocaso FCF, amarillo anaranjado (S E-110), Azorrubina, carmoisina (E-122), Rojo allura (E-129).
Es necesario, saber discriminar entre una inquietud normal, típica de la infancia, y la hiperactividad real. Al igual que los demás niños la alimentación siempre influye en su conducta y rendimiento, por lo que debe ser lo más variada posible, potenciar el consumo de alimentos ricos en nutrientes, vitaminas y minerales saludables.
En el caso de los niños con TDAH recurrir a un nutricionista puede ayudar en este camino, ya que estas son solo algunas pautas generales, y este profesional les puede guiar y ayudar a mejorar su sintomatología, así como enseñarles a encontrar y controlar aquellos alimentos que les hacen daño, ya que muchas veces varía con cada niño.
La práctica de ejercicio, paciencia, límites, constancia y amor son esenciales para estos pequeños.
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