En abril del 2013 Chile entero se remeció al conocer el caso de un bebé de días que fue asesinado por una secta al creer que era el Anticristo, el caso se conoció como la Secta de Colliguay debido al nombre del lugar donde se reunían. Natalia Guerra, madre del recién nacido, y otras cinco personas que participaban de esta agrupación fueron condenadas a la cárcel. Sin embargo, ella huyó y se le perdió el rastro hasta hoy.
Natalia Guerra fue capturada por funcionarios de la Policía de Investigaciones (PDI) en una parcela situada en el sector Las Perdices, en la comuna de Isla de Maipo (Región Metropolitana, donde se encuentra Santiago). Durante la operación, la mujer intentó huir nuevamente pero fue alcanzada por los detectives y puesta a disposición de Gendarmería, para dar inicio a su estadía en la cárcel.
Los antecedentes que se conocen de este horrible caso son los siguiente: el bebé fue arrojado fue a una fosa con fuego, lo cual contó con el consentimiento de la madre, la que recibió la orden de parte del líder del grupo -padre del lactante-.
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El hombre apodado como “Antares de la Divinidad” quien aseguró que el menor estaba endemoniado, y que con este sacrificio salvarían al mundo, porque creían que la humanidad terminaría el 21 de diciembre de 2012. Ramón Castillo, conocido como Antares, huyó a Perú donde se quitó la vida.
Ante la captura de Guerra, Juan Prado, comisario de la PDI dijo: “Manejamos antecedentes de que seguía efectuando un tipo de culto muy poco conocido. Nosotros tenemos entendido que se hacían reuniones en la parcela, donde se juntaba gente a seguir un culto determinado”. En ese sentido, explicó que “las sectas en Chile no son sancionada solamente por ser secta, sino que tienen que cometer algún delito para que nosotros podamos actuar”.
Juan Guillermo Prado, académico de la Universidad Católica, quien ha investigado profundamente el tema. Asegura que en sectores del Cajón del Maipo (cerca de Santiago), Valle del Elqui (Región de Coquimbo), en la Región de Atacama y hacia el sur de Chile, “hay muchos grupos que están clandestinos”.
“En todas las religiones se habla del fin del mundo, Jesús dijo que venía, pero nadie sabe el día ni la hora, solamente el Padre que está en el cielo. Aquí ocurre un fenómeno que parte a finales del siglo diecinueve, cuando los adventistas comenzaron con estos anuncios. Existen casos dramáticos de suicidios colectivos porque el tema del fin del mundo es recurrente en la historia y lo seguirá siendo hasta que no ocurra, porque todos quieren escapar a esa posibilidad y cualquier argumento sirve”, explica el académico.
“En la actualidad, hay gente ávida de escuchar cosas apocalípticas. Algunos piensan que es más atractivo morir en forma colectiva que en forma particular, otros buscan la novedad y están los que caen por soledad, encontrando en la secta un alivio a su agobio. El paso siguiente es aislarlos del mundo conocido, familia, estudios, trabajo…”.
La soledad es uno de los grandes problemas que tienen hombres y mujeres en la actualidad, el Santo Padre en una audiencia general en marzo de este año explicó que “cuando el hombre se siente solo, experimenta el infierno”.
“Cuando, por otro lado, siente que no está siendo abandonado, entonces puede enfrentarse a todo tipo de dificultades y fatigas. Nuestro mundo está enfermo de soledad”, destacó. También aseguró que la cooperación es una herramienta para superar el individualismo y la indiferencia ante los que sufren.
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