Que la Iglesia es universal lo atestigua que los milagros que merecen la canonización del intercesor pueden llegar a realizarse en muy distintos lugares del mundo y no precisamente en su patria
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Dos ejemplos: el milagro de san Juan Pablo II en una mujer de Costa Rica o el del próximo santo, el beato cardenal británico John Henry Newman con una mujer de Chicago, Melissa Villalobos, y de la pequeña que llevaba en su seno.
El esplendor de la verdad
El cardenal Newman será canonizado el 13 de octubre de 2019 en Roma, Lo había beatificado Benedicto XVI en la ciudad de Birmingham, el 19 de septiembre de 2010, en el marco del viaje pastoral que hizo a Inglaterra.
En el saludo a la multitud congregada en el londinense Hyde Park, la vigilia previa a la beatificación, el Papa Benedicto XVI hizo un comentario que pinta de cuerpo entero al futuro santo:
“La vida de Newman nos enseña que la pasión por la verdad, la honestidad intelectual y la auténtica conversión son costosas. No podemos guardar para nosotros mismos la verdad que nos hace libres; hay que dar testimonio de ella, que pide ser escuchada, y al final su poder de convicción proviene de sí misma y no de la elocuencia humana o de los argumentos que la expongan”.
Coincidentemente, el milagro aceptado para la beatificación del cardenal Newman en 2010 por Benedicto XV! también involucró a un estadounidense: el diácono Jack Sullivan, de 71 años, de Marshfield, Massachusetts, quien fue sanado de una condición espinal en 2001.
Por favor, detén el sangrado
Villalobos, madre de siete hijos, actualmente de 42 años de edad, comentó, en entrevista a Joyce Duriga, editora del Chicago Catholic, el periódico oficial de la arquidiócesis de Chicago, todo el proceso, desde cómo llegaron a su casa en 2011 dos estampas benditas del cardenal Newman hasta su curación.
Lo que empezó con un diálogo constante para pedir por las dificultades cotidianas de la familia, terminó en una llamada constante por la intercesión del beato Newman para ser salvada de un embarazo de alto riesgo en quien sería su quinto hijo.
El viernes 10 de mayo de 2013, tras un evento de sangrado brutal, con el esposo de viaje y cuidando a cuatro hijos de seis, cinco, tres y un año respectivamente, Villalobos –quien había sufrido anteriormente un aborto involuntario—pidió al beato Newman desde el piso del baño, donde se encontraba postrada que detuviera el sangrado, salvara la vida de su bebé y la suya.
Villalobos le confesó a Chicago Catholic cual fue, exactamente, su oración: “Por favor, cardenal Newman, detén el sangrado”. Y agregó: “Esas fueron mis palabras exactas. En ese momento, tan pronto como terminé la oración, el sangrado se detuvo”.
El aroma más fuerte que se pueda imaginar
Se levantó del piso y comprobó que no había más sangrado; le dio infinitas gracias al beato y “en ese momento, un aroma de las rosas llenó el baño”, dijo Villalobos. “El aroma más fuerte de las rosas que he olido”.
“Pensé para mí misma en ese momento, ‘¡Oh Dios mío! Mi bebé está bien. Estoy bien. Mis cuatro hijos están bien. Todos estamos bien’. Y repetí: ‘Gracias, cardenal Newman'”, relató a Duriga, Villalobos.
Su hija Gema, nació perfectamente el 27 de diciembre de 2013.
“Me curé a través de la intercesión de Newman para poder continuar una vida ordinaria, si así lo desea, pero al mismo tiempo estar completamente dedicado a él y especialmente a Dios mismo y a nuestra Iglesia”, dijo, finalmente, Melissa Villalobos.