La hermana Diana Muñoz Alba, además de abogada en derechos humanos y miembro de las Misioneras Franciscanas de María, trabaja en la Casa Betania de Santa Martha, en el poblado de Salto del Agua, en Chiapas, cercano a la frontera de México con Guatemala.
Santa Martha es un refugio temporal al que llegan muchas familias de migrantes, procedentes de América Central, uno de los primeros puntos de acogida en México en el cual trabajan y asisten humanitaria y legalmente cuatro Misioneras Franciscanas de María
Está cerca del tren llamado “La Bestia”, que corre hacia el norte de México. No buscan quedarse –la mayoría—en este país. Van a Estados Unidos o al norte de México, donde hay algunas oportunidades de trabajo. Pero gran cantidad de migrantes no conocen los peligros que entraña cruzar por México. Y es la tarea que cubre la hermana Muñoz.
Un viaje muy peligroso
En un reciente reportaje de David Agren, reproducido por Catholic News Service (CNS), Muñoz dijo que “hace todo lo posible por informar a los migrantes sobre los riesgos y las realidades en el camino”, al tiempo que intenta disuadirlos de cualquier idea errónea, como la existencia de documentos de inmigración para ellos.
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.