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Ola de secuestros por trata de personas entre Venezuela, las Antillas y Trinidad y Tobago

VENEZUELAN
Carlos Zapata - publicado el 20/06/19

Aleteia recogió los testimonios de decenas de familiares de venezolanos, en su mayoría mujeres, que partieron hacia la isla de Trinidad huyendo de la crisis, bajo la promesa de un mejor futuro. En cambio, encontraron esclavitud y muerteCrece el número de desaparecidos mientras siguen zarpando embarcaciones ilegales desde Venezuela, en medio de una crisis humanitaria compleja de la que huyen cada vez más personas, sin pensar que podrían acabar como parte de un mercado negro de mano de obra para la prostitución y diversas formas de esclavitud moderna.

No hay pronunciamiento de las autoridades venezolanas. Tampoco de Trinidad y Tobago, que en la práctica hacen caso omiso de las denuncias. En medio, los familiares claman ayuda de la comunidad internacional y piden a la Iglesia Católica auxiliarlos en los países de destino, al recodar que según el Papa Francisco: “La trata es un crimen contra la humanidad”.

En conversación con Aleteia, casi treinta familiares expusieron uno a uno sus casos, particularmente coincidentes en zonas, rutas y estilos. Algunos más dramáticos que otros, la lista de afectados crece mientras ingente cantidad de infantes quedaron sin su madre, que embarcadas partieron de las aguas criollas en busca de supervivencia pero encontraron esclavitud y muerte.

Aunque se habló de naufragios, sobrados signos evidencian la “desaparición forzada”; así como la “compra-venta de personas” en un entramado de corrupción por el que familiares exigen una acción internacional.

Mercado negro de migrantes para la prostitución

En este marco, la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Venezuela, en una acción conjunta con la red de acción social de la Iglesia Católica, Cáritas, recibió a un número representativo de familiares de las 28 personas que desaparecieron en Güiria, estado Sucre, a fin de brindarles apoyo y acompañamiento.

Uno de los botes que zarpó para nunca más aparecer, partió el 23 de abril de 2019 con destino a la Isla de Trinidad y Tobago. La situación “alerta sobre la vulnerable situación de quienes forzados a irse del país por la precaria situación que impide su subsistencia pueden ser víctimas de las redes de trata de personas”, según advierte un comunicado de ambos entes.

“Esclavizan a migrantes bajo situación de ‘explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, trabajos o servicios forzados, esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos’ (Resolución 55/25 Asamblea Naciones Unidas)”, señala la denuncia, convalidada por Aleteia en más de quince testimonios de familiares directos.

La Comisión de Justicia y Paz corroboró igualmente que “la mayoría de las personas desaparecidas en este hecho fueron mujeres contactadas por personas que les ofrecieron trabajo y mejores condiciones de vida en la isla”.

Informaron “naufragio” pero nunca hallaron cuerpos

A esto se une la desaparición de otra embarcación en el mes de mayo, también con un grupo importante de personas. “Aunque se les ha informado que los familiares, en su mayoría mujeres jóvenes, perecieron en el naufragio”, sus cuerpos nunca fueron hallados, “y los organismos encargados de investigar no dan respuesta oportuna”.

De la embarcación hubo dos sobrevivientes, pero el temor se apoderó de ellos y ninguno conversa con los demás familiares tras el presunto asesinato de una dama. No todos aceptaron hacer públicos sus nombres debido a la falta de garantías y ante la desaparición forzada de un número cada vez mayor de personas.

No obstante, entre los secuestrados figuran: Yonder Quijada, de 25 años, quien deja un hijo; Sulma Patinez, de 33 años (un hijo de 13); Rut Patiñez, de 20 años; Melanis Patiñez, de 20 años (2 hijos); Yeukaris Sifontes, de 18 años (1 hijo); Yenniamis Medina, de 36 años (4 hijos); Estéfani Flores, de 20 años (2 hijos); Yoxelis Montaño (1 hijo); Soriana López, de 30 años (3 hijos); Anabel Estee, de 22 años (1 hijo).

El pasaje: Entre 150 y 500 dólares por persona

Güiria es un pueblo pobre, de pescadores, que depende casi en su totalidad de los envíos de remesas. Ayudados por familiares que viven en Trinidad, juntaron el dinero en montos que van desde los 150 dólares en efectivo hasta los 500 en algunos casos, por persona, con la promesa de llevarles (sin papeles) hasta la isla en horas de la madrugada, tras pagar una tarifa a la guardia costera de ambas autoridades.

Los primeros viajes llegaron a destino, pero algunos de los posteriores se reportaron como “naufragios”, por lo que los familiares angustiados partieron en su búsqueda sin encontrar rastro alguno.

Según las versiones recogidas por familiares en conversación con Aleteia, la embarcación de Güiria que partió el 23 de abril fue abordada por personas en motos de agua que obligaron a embarcar otro bote con destino desconocido, sin que hasta la fecha se conozca el paradero de quienes partieron dejando sus hijos para darles un mejor futuro y acabaron secuestrados como víctimas de una red de trata.

Venta ilegal de cobre en aguas internacionales

Los denunciantes aseguran además que la ruta es usada a diario en horas de la madrugada por quienes mantienen el mercado ilegal del cobre en aguas internacionales, donde sólo se ven las autoridades costeras durante puntuales actuaciones contra el narcotráfico.

A la Iglesia Católica en Venezuela le preocupa el aumento de secuestros y trata de personas “no sólo en la zona oriental del país, sino en las zonas fronterizas de Falcón, Brasil y Colombia, donde también operan estos grupos de delincuentes”.

“Ponen en peligro la vida y la integridad física y la dignidad de mujeres –especialmente jóvenes y menores de edad– generando enorme zozobra y desesperación en sus familiares y particularmente en niños y niñas que quedan en situación de abandono”, señala un comunicado.

Tanto la Comisión de Justicia y Paz de la CEV como Cáritas exhortan a las autoridades del Poder Público Nacional “a investigar, perseguir, procesar y condenar a los responsables de los crímenes de trata de personas”.

Exigen garantizar a los familiares de las víctimas el “acceso directo y sin ningún tipo de obstáculos a los cuerpos de seguridad del Estado y órganos judiciales, con el fin de que puedan exponer sus casos; y además de ello, recibir justicia oportuna y sin dilación alguna, tal como lo prevé la Constitución y los distintos instrumentos internacionales de protección de derechos humanos que han sido suscritos y ratificados por la República Bolivariana de Venezuela”.

“La Comisión y Cáritas continuarán haciendo seguimiento a estos casos y acompañarán a los familiares dentro de sus posibilidades para la obtención de justicia, la información oportuna y el esclarecimiento de los casos”.

Compra-venta de niños, mujeres y hombres

Piden a la Virgen María de Coromoto, Patrona de Venezuela, “acompañe en estos momentos a tantas familias que hoy sufren por la incertidumbre de un(a) hijo(a) perdido(a)”. Al tiempo que claman: “¡Dónde están mis hijas(os)!” y exigen luchar “contra la venta de niños, mujeres y hombres como esclavos para dedicarse a la mendicidad, la prostitución o trabajos forzados”.

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