Podría haber sido un hecho vandálico más; otro más contra un lugar sagrado. Todos duelen. Pero en el reciente robo y ataque a la capilla San Benito de la parroquia San Cayetano, en Mar del Plata, se estruja el alma al ver la imagen de la Virgen María decapitada, pisoteada.
El violento hecho ocurrió la madrugada del domingo pasado, en esta capilla del barrio de Belisario Roldán, en el oeste de Mar del Plata, una humilde zona con mucho crecimiento demográfico en los últimos años, no exenta de violencia y de problemas como el hacinamiento y el narcotráfico. No es la primera vez que roban en la capilla, desde la que se lleva adelante una importante pastoral comunitaria. Para hacerlo, en esta ocasión los delincuentes forzaron un portón de hierro, y se llevaron 20 sillas, instrumentos y ornamentos litúrgicos, entre ellos misales, un equipo de sonido, la poca comida que había, ropa que se guardaba para ser vendida a precios económicos en ferias sociales, y provocaron llamativos destrozos, entre ellos, el ataque a la Virgen.
“Estamos perdiendo un valor tan importante que es la educación y el respeto a nuestros símbolos, ver la imagen de la Virgen así nos duele, es la imagen de la madre de Dios, eso nos movilizó mucho, pero esto no nos quita la fe ni la fuerza, duele mucho porque hacemos todo a pulmón y le inculcamos a los chicos el valor y el respeto a todas las cosas, una guía que justamente nos ayude a salir de todo esto”, explicó Fernando, miembro de la comunidad, en un comunicado emitido por el Obispado de Mar del Plata.
En un contexto absolutamente distinto, pero con un idéntico desprecio religioso, Mar del Plata había sido protagonista de notorios agravios hace algunos años, cuando en 2015, durante el Encuentro Nacional de Mujeres, un grupo fue a dirigir y agredir la Catedral diocesana.
Casi al mismo tiempo que la capilla San Benito era agredida, en la diócesis de Catamarca el obispado local daba a conocer un comunicado en el que el Obispo local monseñor Luis Urbanc agradecía el “apoyo y acompañamiento frente a diferentes hechos que nos duelen como Iglesia perseguida en los últimos meses” que le hicieron llegar líderes religiosos de otras confesiones, representantes de la esfera social y política provincial y feligreses. El Obispo referencia tanto a la profanación de lugares de culto, que el prelado recuerda, son dedicados “al Dios que adoramos y al Señor que reconocen la Constitución Nacional y nuestra Constitución Provincial”, como a la falta de respeto a los fieles cuando se interrumpen celebraciones litúrgicas o se ensucian iglesias de manera deliberada, “violentando nuestra libertad religiosa y el debido derecho de culto”.
Además, el prelado hace mención a la intención de retirar toda referencia a Dios y a la Virgen del Valle de los edificios públicos de la provincia, promovida por una diputada local. Para la responsable de ese proyecto de ley, el retirar las imágenes de los edificios públicos permitiría el efectivo cumplimiento de la libertad de culto. Curiosa postura en una provincia movilizada por la preparación para el jubileo por los 400 años de la Virgen del Valle, motivo por el cual Catamarca será sede del Congreso Mariano Nacional.
“La Fe está, lo material no significa nada, lo poco que tenemos lo damos todo; esto duele, pero no vamos a aflojar”, expresaba Fernando, de la capilla San Benito de Mar del Plata. Su reflexión vale tanto para el ultraje a la Virgen en su ciudad como para los agravios en Catamarca, y en tantas otras localidades del país, ataques físicos, verbales, y legislativos.
Hoy celebramos a...