“El silencio impera en la mayoría de los campanarios de las 27 iglesias, conventos y monasterios del Centro Histórico de Quito”.
La afirmación pertenece a un reciente informe publicado por El Comercio de Ecuador en el que a través de un recorrido por una de las zonas más famosas de la capital logra confirmar algo que se ha transformado en tendencia ya desde hace varias décadas: el poco repique de sus famosas campanas.
Es que la “Carita de Dios”, como se conoce a la capital de Ecuador y famosa por sus inmensas iglesias, ya no tiene el mismo sonido de otrora a la hora a hora de anunciar misas, procesiones, duelos, nacimientos, etcétera.
El recorrido fue realizado por los centros templos más grandes (La Merced, Santo Domingo, la Catedral, San Francisco y San Agustín) y se pudo constatar que en ninguno de ellos “se doblan los bronces manualmente”, pues en algunos suena un reloj a través de un sistema mecánico.
¿El motivo?
A la hora de encontrar una explicación hay que remontarse a la década del 60 cuando esta práctica comenzó a perder fuerza gracias a la instalación de motores modernos y eléctricos.
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